Por Niki Kitsantonis/The New York Times International
Atenas — Emprendedores en la Unión Europea que buscan expandir sus negocios a través de las fronteras se topan constantemente con un obstáculo: la burocracia.
Más startups se han formado por toda Europa en años recientes, avivadas por centros de investigación en Reino Unido, sectores tecnológicos en Francia y Alemania, capital de riesgo en Estonia y fondos de pensiones en Suecia. Pero los estatutos engorrosos —que cubren todo desde requisitos de contratación y leyes ambientales hasta regulación financiera y reglas de recaudación de fondos— pueden frenar el crecimiento de las compañías.
El papeleo excesivo amenaza con impedir que Europa compita a nivel global, señaló un informe dado a conocer el año pasado por Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo. El reporte llamó a la creación de un solo mercado de capitales, haciendo eco de las inquietudes de los emprendedores, que resienten la regulación excesiva de manera más aguda que las multinacionales.
A pesar de los retos, había 35 mil empresas de reciente creación en la Unión Europea y Reino Unido en el 2024, más de cuatro veces la cifra que una década antes, mientras que la inversión se multiplicó por diez, a 426 mil millones de dólares, arrojó un reporte de la firma de capital de riesgo atómico. No obstante, las compañías europeas aún luchan para expandirse, al recaudar dos tercios del financiamiento relativo a su producción del que reúnen sus contrapartes estadounidenses y alcanzar sólo la mitad de su tasa de éxito, agregó el reporte.
Uno de los objetivos clave de la Unión Europea era crear un mercado unificado, pero las normas que rigen desde las licencias hasta las leyes laborales varían por todo el bloque comercial. Por lo tanto, pese a décadas de intentos por unificar reglas, las startups deben sortear un mosaico de regulaciones.
Emprendedores españoles buscan soluciones creativas
Gravity Wave, una compañía española de tecnología limpia que elimina el plástico del océano y lo recicla para fabricar muebles o pellets, ha sido frenada por complejos trámites regulatorios para el transporte de residuos a través de las fronteras de la Unión Europea. Amaia Rodríguez Sola y su hermano Julen Rodríguez , que operan Gravity Wave, visitaron docenas de plantas en Italia y Grecia en busca de recicladoras locales y así evitar las regulaciones.
Rodríguez Sola dijo que cada país tiende a proteger a sus propias compañías. Incluso hubo obstáculos para registrar la compañía, dijo ella, al agregar que las autoridades le asignaron tres números de registro: uno para recolección de desechos, uno para producción y otro para ventas.
Ha habido algunos avances. Los expertos dicen que Europa está pasando de ambiciosos objetivos climáticos, que a menudo agobiaban a la industria, a una estrategia más enfocada en impulsar el crecimiento y brindar a startups, incluidas aquellas con misiones verdes, una mayor oportunidad de prosperar.
Un informe de McKinsey y el Foro Económico Mundial advirtió que quedarse atrás en inversión tecnológica podría costarle a la Unión Europea entre 2 billones y 4 billones de euros para el 2040, más que su gasto total planeado en salud, defensa y la transición ecológica. El año entrante, el bloque planea introducir un conjunto único de reglas para startups para ayudarlas a crecer y operar por toda la región.
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