The New York Times
Por: Vjosa Isai y Matina Stevis-Gridneff/The New York Times
CALGARY, Canadá — La provincia occidental de Alberta ha estado sentando las bases para celebrar un referéndum que pregunte a los electores si apoyan separarse de Canadá.
La probabilidad de se concrete un divorcio así es remota —la Constitución canadiense tendría que ser enmendada, entre otros obstáculos. Sin embargo, muchos albertanos llevan mucho tiempo descontentos con su lugar en el sistema federal canadiense, que consideran que limita injustamente los vastos recursos de petróleo y gas de la provincia, a la vez que recauda impuestos diligentemente.
La provincia de 5 millones de habitantes alberga una pequeña, pero comprometida, minoría de separatistas. Su voz se ha visto amplificada en parte por los llamados del Presidente Donald J. Trump a anexar Canadá y por la reelección de un gobierno federal liberal, que muchos en la tradicionalmente conservadora Alberta consideran hostil a sus preocupaciones.
“Si hubiera un referéndum al respecto, no dudaría en declararme a favor de la separación”, dijo Bob Gablehaus, un burócrata jubilado.
Separatistas
Encuestas realizadas antes de las elecciones federales de abril sugirieron que alrededor del 30 por ciento de los habitantes de Alberta pensaba que la independencia era una buena idea si los liberales conseguían un cuarto mandato, que fue lo que finalmente ocurrió.
Danielle Smith, la líder conservadora de Alberta, afirmó no estar a favor de que Alberta se separe de Canadá. Añadió que busca influencia para renegociar radicalmente la relación de Alberta con el Gobierno federal en Ottawa, principalmente para liberar a la industria petrolera provincial de las regulaciones destinadas a abordar el cambio climático.
El 29 de abril, un día después de que Mark Carney, un centrista, fuera electo Primer Ministro, Smith presentó un proyecto de ley que facilita enormemente la convocatoria de un referéndum por parte de un movimiento ciudadano. La legislatura de Alberta aprobó recientemente el proyecto de ley.
Pero no sólo los separatistas coinciden con Smith en que Ottawa necesita el impacto que podría traer un referéndum.
“Ottawa necesita una llamada de atención de Alberta”, dijo Sean Fuller, un tatuador en Leduc, Alberta. “La mayoría sentimos que somos la alcancía de Ottawa y no recibimos nada a cambio”.
Carney, originario de Alberta, sabe lo crucial que es este momento para Alberta y para Canadá. Ha mostrado cautela en sus declaraciones públicas, procurando no parecer desdeñoso respecto al resentimiento de la provincia hacia Ottawa.
“Canadá es más fuerte cuando trabajamos juntos”, dijo en mayo. “Como albertano, creo firmemente que siempre se puede hacer una pregunta, pero sé qué respondería”.
Para un pequeño número de albertanos, separarse de Canadá podría significar unirse a los Estados Unidos de Trump, que consideran más acorde con sus valores. Alberta se ha distanciado de Canadá en cuestiones sociales, particularmente en materia de las vacunas durante la pandemia, y muchos residentes acusan al Gobierno federal de imponer mandatos de salud pública que restringen su libertad.
Paulette McCulloch, de 83 años, se mudó a una casa rodante tras la muerte de su esposo y desde la pandemia ha estado recorriendo centros comerciales de toda la provincia vendiendo tazas, gorras de beisbol, banderas y calcas con la leyenda “Alberta, EU”.
“Están abusando gravemente de nosotros”, dijo McCulloch. “Tenemos que hacer algo al respecto”.
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