Mientras la temperatura coqueteaba entre -4 y -7 grados centígrados y bajo una pertinaz tormenta de nieve que cubría las calles de Soho con un manto blanco, ingresamos a la tienda Mariebelle, donde la divina sensación del chocolate caliente, los villancicos navideños y la maravillosa historia de superación de su propietaria, la hondureña Maribel Lieberman, hacían de cada sorbo una experiencia divina de incomparable exquisitez, la cual ha sido experimentada por los más exigentes neoyorquinos en la capital del mundo.
“Al casarme empecé a cocinar y descubrí que me encantaba la cocina. Fue cuando decidí abrir una compañía de servicio de comida y comencé a trabajar para la ONU, para Christian Dior y Chanel, entre otros. A los cinco años tomé la decisión de abrir mi tienda, pero no era solo de chocolates, sino de comida gourmet. Los costos eran muy altos, así que decidí empezar con un solo producto”, comenzó a relatar Maribel.
Hábleme de su producto. ¿Por qué ha tenido tanto éxito?
Tuve suerte. Mira que mi producto siempre ha sido muy elegante, pero no fue que quise hacerlo así, fue algo que creé y soy el principal cliente de mi negocio. Sentí que tenía que ser algo que me gustara y que yo compraría. Cuando el chocolate estaba terminado, el costo era muy alto y se convirtió en un producto de lujo dentro del mercado. Los primeros clientes que tuvimos fueron las prestigiosas empresas Bergdorf Goodman y Neiman Marcus.
¿De qué manera Oprah Winfrey cambió su vida y le dio más vida a su negocio?
A ella le encantó mi chocolate caliente y formó parte de su revista. Incluso ese año, 2002, me llamaron para comunicarme que iban a poner mi producto en las cosas favoritas de Oprah y ese show es visto por más de 25 millones de personas. Para mí allí fue donde empezó todo mi éxito. Después empezamos a subir, subir y subir. Ella logró darnos esa popularidad mundial. Oprah, durante uno de sus programas, preparó un chocolate, del cual tengo el video. Ella habló muy bien de mi producto y de los diseños tan lindos en las latas y envolturas, además de recomendárselo a las personas para los momentos íntimos de confort.
Además de Oprah, ¿qué otras celebridades disfrutan de este sabroso chocolate?
Muchos artistas han tenido la oportunidad de probar mi chocolate. Gracias a Dios estamos ubicados en un área donde viven muchos de ellos y te podría mencionar entre mis clientes al expresidente Bill Clinton y su esposa Hillary, Steven Spielberg, Susan Sarandon, Dustin Hoffman y una gran cantidad de artistas de fama mundial.
Después de haber formado parte de una familia humilde en Olancho, cómo se siente al haber logrado el éxito en una ciudad como Nueva York?
Siento que aún tengo que hacer más, no como que ya hubiera logrado lo que deseo. Me falta mucho por caminar. Siempre me estoy comparando con los más exitosos y tengo la mira puesta en seguir subiendo sin parar.
Me siento muy orgullosa como hondureña de haber logrado todo esto y me gusta hablar de esto para que otros agarren la idea y se inspiren, pero nunca voy a presumir de lo que he hecho. Quiero que otros usen mi historia como fuente de inspiración para lograr sus metas, que luchen y, como yo, sigan un camino recto para que nunca tengan nada de qué avergonzarse.
¿Le gustaría que la gente de Honduras se viera en usted y se motive para buscar una vida mejor?
Quiero ser un espejo para niños, jóvenes, hombres y mujeres en Honduras, una prueba de que cuando se quiere se puede. Muchos de los obstáculos que uno tiene en la vida son mentales. Ellos dirán que es fácil para mí decir esto porque estoy en Nueva York, pero, si yo estuviera en Jutiquile, tendría un negocio, tal vez no de chocolates, pero tendría algo. No me quedaría de manos cruzadas. Esa soy yo. Tengo un espíritu de trabajo y siempre quiero hacer cosas, no me puedo quedar sentada y a mucha gente solo les hace falta olvidarse del 'no puedo' para salir adelante.
La pequeña Maribel, la menor de una familia de seis hermanos, nunca olvida el país que la vio nacer: como parte de su actividad social forma parte de la organización Honduras Global, que trabaja en beneficio de la juventud hondureña y cuyo fin es incentivar a jóvenes empresarios en sus proyectos.
“Siempre voy a Honduras. Ese es mi país y lo amo. Cuando voy allá siento que estoy en casa, a pesar de que vivo en Nueva York y me encanta esta ciudad, la cual me hizo como empresaria y me lo ha dado todo. Aun así, cuando viajo y camino sobre esas calles de tierra me siento tan hondureña y me llena de orgullo, algo que nunca voy a perder”, subrayó con nostalgia.
Para concluir, esta exitosa empresaria olanchana indicó que, a partir de 2014, sus aclamados chocolates calientes tendrán un toque más hondureño, ya que está haciendo gestiones para comprar el cacao en Honduras debido a la gran calidad de este fruto en el país.