Washington, Estados Unidos.
Las últimas decisiones del presidente Barack Obama le han restado popularidad en Estados Unidos, al punto de ser considerado el peor presidente del país desde la II Guerra Mundial, según un sondeo de la universidad Quinnipiac divulgado ayer.
Obama está adelante de George W. Bush, el segundo inquilino de la Casa Blanca menos valorado.
“En los últimos 69 años de historia estadounidense y 12 presidencias, el presidente Barack Obama se encuentra con George W. Bush en lo más bajo de popularidad”, explicó en un comunicado Tim Malloy, director adjunto del centro de encuestas de la universidad Quinnipiac, en el estado de Connecticut.
Obama llegó a la presidencia con una altísima popularidad por su promesa de cortar de lleno con la gestión de Bush, jalonada por las costosas guerras de Irak y Afganistán, una profunda crisis económica y una imagen de Estados Unidos deteriorada en todo el mundo.
Otro revés para la popularidad de Obama es que el 45% de los encuestados consideran que el país estaría mejor si el republicano Mitt Romney hubiese ganado las elecciones de 2012.
Dona parte de su sueldo
Para sumar puntos, Obama cumplió su promesa de devolver parte de su salario en solidaridad con los funcionarios que han visto sus horas de trabajo y salarios mermados por los recortes presupuestarios.
El Departamento del Tesoro publicó la copia de un cheque girado a favor de las arcas públicas por “B y M Obama” (Barack y Michelle) por valor de 2,858 dólares.
Los cheques forman parte de una serie de siete pagos en concepto de “donaciones” que entre marzo y septiembre de 2013 suman un total de 20,000 dólares.
Pese a que el dinero fue devuelto a las arcas públicas como donación, el matrimonio presidencial no desgravó ese monto en su declaración de impuestos de 2013.
Obama fue uno de los políticos que prometieron devolver o donar parte de su salario por no haber conseguido un compromiso bipartidista que sustituyera los recortes de horas y sueldo con otros ahorros.
El Presidente se ha adelantado a otros políticos relevantes del país en demostrar con documentos que no ha percibido el dinero que prometió ceder por los recortes al funcionariado desde el pasado verano.
Las percepciones del mandatario, congresistas y senadores no fueron afectadas por los recortes.
Las últimas decisiones del presidente Barack Obama le han restado popularidad en Estados Unidos, al punto de ser considerado el peor presidente del país desde la II Guerra Mundial, según un sondeo de la universidad Quinnipiac divulgado ayer.
Obama está adelante de George W. Bush, el segundo inquilino de la Casa Blanca menos valorado.
“En los últimos 69 años de historia estadounidense y 12 presidencias, el presidente Barack Obama se encuentra con George W. Bush en lo más bajo de popularidad”, explicó en un comunicado Tim Malloy, director adjunto del centro de encuestas de la universidad Quinnipiac, en el estado de Connecticut.
Obama llegó a la presidencia con una altísima popularidad por su promesa de cortar de lleno con la gestión de Bush, jalonada por las costosas guerras de Irak y Afganistán, una profunda crisis económica y una imagen de Estados Unidos deteriorada en todo el mundo.
Otro revés para la popularidad de Obama es que el 45% de los encuestados consideran que el país estaría mejor si el republicano Mitt Romney hubiese ganado las elecciones de 2012.
Dona parte de su sueldo
Para sumar puntos, Obama cumplió su promesa de devolver parte de su salario en solidaridad con los funcionarios que han visto sus horas de trabajo y salarios mermados por los recortes presupuestarios.
El Departamento del Tesoro publicó la copia de un cheque girado a favor de las arcas públicas por “B y M Obama” (Barack y Michelle) por valor de 2,858 dólares.
Los cheques forman parte de una serie de siete pagos en concepto de “donaciones” que entre marzo y septiembre de 2013 suman un total de 20,000 dólares.
Pese a que el dinero fue devuelto a las arcas públicas como donación, el matrimonio presidencial no desgravó ese monto en su declaración de impuestos de 2013.
Obama fue uno de los políticos que prometieron devolver o donar parte de su salario por no haber conseguido un compromiso bipartidista que sustituyera los recortes de horas y sueldo con otros ahorros.
El Presidente se ha adelantado a otros políticos relevantes del país en demostrar con documentos que no ha percibido el dinero que prometió ceder por los recortes al funcionariado desde el pasado verano.
Las percepciones del mandatario, congresistas y senadores no fueron afectadas por los recortes.