Discursos en cuatro ciudades en un día, lluvia de encuestas, aviones sin descanso, Estados Unidos entra en sus últimas 48 horas de cara a las elecciones más importantes “de la historia”, uno de los escasos puntos en los que coinciden el actual presidente, el republicano Donald Trump, y su rival demócrata, Joe Biden.
Trump ofreció ayer cuatro mítines en Pensilvania, donde cientos de simpatizantes lo acompañaron para escuchar sus propuestas. “Nuestro futuro está en juego; si Biden gana, va a destruir nuestro país”, afirmó el mandatario en el primero de los actos de la jornada en Newtown.
“Pensilvania es el estado que va a salvar el sueño americano”, agregó en un discurso con un tono más grave de lo habitual.
Trump dibujó un sombrío panorama con Biden en la Casa Blanca, al subrayar que buscará imponer un confinamiento nacional y convertirá a los estadounidenses “en prisioneros en su propia casa”.
Promesas. Trump afirmó en una entrevista con el canal América TeVe de Miami que se asegurará de que “los latinos tengan grandes oportunidades, prosperidad y que vivan el ‘sueño americano’” si es reelegido, y aseveró que con él en la Presidencia Estados Unidos “nunca” será “socialista”.
Trump contestó a un cuestionario que le envió el canal hispano, que apoya su reelección, en la recta final de la campaña para las elecciones presidenciales.
“Nos está yendo muy bien con los hispanos en la Florida y en todo el país. He presenciado un gran entusiasmo y apoyo de los latinos. Ellos aman la libertad y a Estados Unidos”, subrayó.
El presidente prometió crear 10 millones de nuevos empleos y fortalecer “los millones de pequeños negocios de los hispanos a lo largo y ancho del país”. “Yo conozco personalmente a muchos propietarios de negocios hispanos, son personas muy trabajadoras y grandes empresarios”.
Durante la entrevista, Trump acusó a Biden, quien a nivel nacional le lleva la delantera en las encuestas de cara a estas elecciones, de “corrupto”, “incompetente” y “débil”, especialmente con el “socialismo”, y de ser una “marioneta” de la izquierda radical.
“Si Biden gana, llenará su administración con los castro-chavistas que controlan su campaña, y no podemos permitir eso”, agregó el presidente, que cuenta con un importante apoyo entre cubanoamericanos y venezolanos radicados en EE UU, pero entre los hispanos en general está muy por detrás de Biden.
En referencia a la normalización de relaciones con Cuba durante la presidencia de Barack Obama, en la que Biden era vicepresidente, dijo que ese “pésimo acuerdo” que “enriqueció a los Castro” fue “un insulto a la gran comunidad cubanoamericana”.
Dijo haberle “puesto fin” a ese acuerdo sellado en 2015 y defiendió las sanciones que ha impuesto a los “brutales regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua porque son dictaduras socialistas antinorteamericanas que no respetan los derechos humanos”.
Trump terminó haciendo un recuento de sus logros económicos y dijo que si construyó “la mejor economía del mundo” en su primer mandato, que se está recuperando de la crisis derivada del “virus chino”, volverá a hacerlo en un segundo período.