Mientras caminaba por una calle de la ciudad de El Progreso un delincuente le infirió un puñal en el costado izquierdo de su cuerpo, el metal se quebró y una buena parte le quedó incrustado en su cuerpo.
Keni Martínez (28) fue atacado a mediados de marzo, herido se trasladó a la sala de emergencia del hospital progreseño, el personal del sanatorio lo atendieron, allí le sacaron un pedazo bastante pequeño y le cerraron la herida.
El jornalero que laboraba como cortador de caña en ese sector, luego del incidente se fue a la comunidad de Tegucigalpita, Omoa, Cortés.
“Pese a la curación que me hicieron en el hospital de El Progreso, el dolor persistía, pensé que se trataba de la recuperación del tejido, lo extraño era que cada día la situación iba empeorando”, recuerda el jornalero.
| El pedazo de puñal quedó incrustado cerca de la columna, no dañó ningún órgano.
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“Conseguí dinero prestado y me vine para el hospital de Puerto Cortés. Por espacio de cinco días me internaron, gracias a los medicamentos sentí un poco de calma. Me estaban programando la cirugía”.
Relata que el pasado jueves un medico le informó que iba ser dado de alta y que se fuera para la casa y que regresara dentro de un mes para someterlo a la operación pues los quirófanos estaban llenos con niños quemados.
El hombre en estado delicado y ayudado por su compañera de hogar se fue para la aldea Tegucigalpita, ubicada a más de una hora en bus de Puerto Cortés.
Keni no durmió toda la noche y se vio obligado a retornar el viernes al centro asistencial. Al hacer la radiografía encontraron que éste tenía un pedazo de puñal en su cuerpo. En esta ocasión el caso llegó a oídos del director Roberto Cosenza, que de inmediato ordenó su ingreso nuevamente para ser intervenido quirúrgicamente.
Fue de esa manera que el lunes fue llevado a quirófano y le pudieron sacar el pedazo de metal que lo estaba matando. “Hubo momentos en que sentía que me moría, el dolor era fuerte y ni los medicamentos lo calmaban. Creí que podía quedar inválido si no me sacaban ese cuchillo.
Gracias a Dios todo ya pasó y me siento mejor, solo estoy a la espera que me den de alta.
Al principio me preocupé, ya que la cita era para un mes, no iba a aguantar. Estoy agradecidos con los médicos que al final pusieron todo su interés en ayudarme”, expresó.