San Pedro Sula, Honduras.
A los 12 años ya era adicto a las drogas, robaba casas, recibió un disparo y había sido testigo de asesinatos y violaciones.
“Todo eso es el resultado de haber vivido en las calles desde los siete años, mis papás se separaron cuando nací, mi madre murió cuando yo estaba pequeño y mi papá me llevó a vivir con él y la mujer que tenía, a los meses él falleció y luego mataron a mi madrastra, en ese entonces yo tenía unos seis años y me quedé solo, mis otros familiares no sabían nada de mí y yo tampoco, así que la calle se volvió mi hogar”, expresó Jesús Castro, que ahora tiene 19 años y que es un caso más de #Sacalobueno.
El joven relató que pasaba en el semáforo que conduce a la 105 Brigada de Infantería.
“Ahí pasaba pidiendo dinero y dormía donde me caía la noche, en las aceras, calles, medianas o en cualquier lugar me drogaba hasta quedarme dormido, estando en uno de esos lugares fue que llegaron los voluntarios de Misión Rescate y me hablaron de las cosas que podían hacer por mí, al principio no les creí pero después vi que ellos siempre llegaban y fui confiando, gracias a ellos y a los hermanos de la iglesia a la que pertenece esta entidad fue que salí de las calles y ahora tengo un propósito en la vida”.
Jesús le detalló a
LA PRENSA cuáles son sus planes,
cómo #sacalobueno y lo que ha logrado hasta ahora.
“Me rehabilité, dejé las drogas y comencé a estudiar gracias al apoyo de don David, un hermano de la iglesia que ha pagado mis estudios, ahora estoy en la universidad Católica estudiando psicología con el objetivo que esa carrera me guíe para ayudar a los cientos de niños que, como yo, solo conocen la vida de la calle, mi misión es tener una fundación que brinde oportunidades y una nueva vida a menores como yo”.
Ayuda. Como Jesús hay otros 14 menores que han sido sacados de las calles por Misión Rescate y ahora estudian, trabajan e integran el equipo que tiene como fin sacar a los niños de la calle.
“Salimos todos los miércoles y viernes por las noches a buscar niños en las calles, hablamos con ellos y les explicamos las oportunidades que les ofrecemos, pero la decisión debe ser voluntaria, no obligamos a nadie a integrar el programa”, explicó Francis Herrara, voluntaria de Misión Rescate.
A los 12 años ya era adicto a las drogas, robaba casas, recibió un disparo y había sido testigo de asesinatos y violaciones.
“Todo eso es el resultado de haber vivido en las calles desde los siete años, mis papás se separaron cuando nací, mi madre murió cuando yo estaba pequeño y mi papá me llevó a vivir con él y la mujer que tenía, a los meses él falleció y luego mataron a mi madrastra, en ese entonces yo tenía unos seis años y me quedé solo, mis otros familiares no sabían nada de mí y yo tampoco, así que la calle se volvió mi hogar”, expresó Jesús Castro, que ahora tiene 19 años y que es un caso más de #Sacalobueno.
El joven relató que pasaba en el semáforo que conduce a la 105 Brigada de Infantería.
“Ahí pasaba pidiendo dinero y dormía donde me caía la noche, en las aceras, calles, medianas o en cualquier lugar me drogaba hasta quedarme dormido, estando en uno de esos lugares fue que llegaron los voluntarios de Misión Rescate y me hablaron de las cosas que podían hacer por mí, al principio no les creí pero después vi que ellos siempre llegaban y fui confiando, gracias a ellos y a los hermanos de la iglesia a la que pertenece esta entidad fue que salí de las calles y ahora tengo un propósito en la vida”.
“Para quienes venimos del mismo lugar que él, Jesús es un orgullo y un ejemplo”, dijo un menor rescatado.
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“Me rehabilité, dejé las drogas y comencé a estudiar gracias al apoyo de don David, un hermano de la iglesia que ha pagado mis estudios, ahora estoy en la universidad Católica estudiando psicología con el objetivo que esa carrera me guíe para ayudar a los cientos de niños que, como yo, solo conocen la vida de la calle, mi misión es tener una fundación que brinde oportunidades y una nueva vida a menores como yo”.
Ayuda. Como Jesús hay otros 14 menores que han sido sacados de las calles por Misión Rescate y ahora estudian, trabajan e integran el equipo que tiene como fin sacar a los niños de la calle.
“Salimos todos los miércoles y viernes por las noches a buscar niños en las calles, hablamos con ellos y les explicamos las oportunidades que les ofrecemos, pero la decisión debe ser voluntaria, no obligamos a nadie a integrar el programa”, explicó Francis Herrara, voluntaria de Misión Rescate.
¡Sacá lo bueno!
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