San Pedro Sula, Honduras
Su fe en Dios es el mejor escudo que tiene para enfrentar el más grande de sus desafíos al frente de la institución armada en Honduras. Hace apenas 10 días, fue nombrado como jefe del Estado Mayor Conjunto, institución que rectorará en los próximos dos años. Tiene claro el camino y su filosofía se basa en tres principios: conciencia, compromiso y confianza.
Habló con LA PRENSA y contó parte de sus experiencias en la vida militar y el reto que significa asumir la jefatura de las Fuerzas Armadas en medio de la crisis política que vive el país.
¿Quién es René Orlando Ponce Fonseca?
Nací en Jesús de Otoro, Intibucá, un 29 de marzo de 1961. Mis padres fueron Víctor Manuel Martínez Ponce, quien falleció cuando apenas tenía 10 años y solo me sobrevive mi madre, Petrona Fonseca. Somos ocho hijos, seis varones y dos hembras. La muerte de mi padre nos sirvió como una lección de fortaleza, nos unió más como familia y nos hizo enfrentar la vida. Vengo de una familia numerosa, pero que es unida, respetuosa, con valores y muy espiritual.
¿Qué lo motivó a ingresar a las Fuerzas Armadas?
Después de egresar de la Escuela Normal de Occidente en La Esperanza, Intibucá, en 1980, tomé la decisión de iniciar la carrera militar. Me inspiró Dios, esa fue la ruta que me puso en el camino. Llegué a la Academia Militar en 1981. Tenía mucha ilusión, retos y desafíos. No conocía mucho de lo que era la vida institucional de las Fuerzas Armadas, pero unos amigos de mi papá le comentaban y por ahí empecé a tomar una idea de lo que era y eso me dio la motivación de ser parte de esta institución armada.
¿Sintió en algún momento deseos de abandonar la Academia?
Venir de un régimen de una vida civil a militar representa exigencias, adiestramiento, concentración, pero sobre todo, estar convencido que a uno le gusta la carrera de las armas. Los primeros tres meses uno siente que quiere tirar la toalla, pero algo que me hizo continuar fue el honor, el compromiso, el amor, fue lo que me hizo permanecer aquí. Esa fue la motivación para luchar ante el desgaste físico. Es la convicción y los principios en los que uno se ha formado lo que nos hizo continuar en esta carrera.
¿Cuál es el momento que más le ha impactado en su carrera militar?
En estos 35 años hay varios momentos que han marcado mi vida. Recuerdo mis inicios de subteniente. Fue en el batallón de Ingenieros donde me inicié en la rama de Ingeniería. Tenía múltiples misiones en la frontera desarrollando las operaciones de desminado. Eran los tiempos de la Contra y el problema que tenía Nicaragua. Tuvimos algunas oportunidades en el cumplimiento de la misión, estando en una de esas tareas, me impactó una vez cuando presencié cuando un ciudadano que iba montado en una mula se paró en una mina antipersonal que explotó. Fue una impresión fuerte, la explosión mató la mula, pero la persona quedó aún con vida y lo trasladamos a un hospital para salvarlo. Esa escena es imborrable, es un momento que siempre recuerdo y lo más valioso fue el agradecimiento de esa familia, no solo para mí, sino para la institución porque salvamos una vida. Hay muchos otros momentos vividos, pero uno de los que marca mi vida fue ese, por mi poca experiencia y porque hicimos lo que correspondía.
¿Y el momento más difícil que ha tenido que enfrentar?
He cruzado muchos. La situación del 2009 fue una de ellas. Apenas era Teniente Coronel y fue algo muy complejo, pero estuvimos involucrados en muchas misiones. Y el otro momento difícil es el que vivimos hoy en el país. Pero tengo fe, sin duda con la ayuda de Dios vamos a estabilizar el país y vamos a volver a la normalidad. Son muchos momentos que han impactado en mi carrera militar, pero lo más importante es que en todo momento hemos tenido no solo la capacidad, sino también la guía de Dios para la toma de decisiones.
¿Qué significa para usted estar al frente de las Fuerzas Armadas?
Dios tiene un propósito especial en cada uno. En mi vida siempre la mano de Dios ha estado conmigo. Dios sabe que cuando digo algo lo digo con propiedad, lo digo con convicción porque uno de los retos que me he propuesto siempre es decir la verdad. Tomo mis decisiones basado en las cosas justas, legales y correctas. Este es un mandato, por eso cuando asumí el reto de jefe del Estado Mayor Conjunto, mi primer gran objetivo que diseñé y planifiqué es reconocer el enorme esfuerzo de mi antecesor, el general Isaías Álvarez. Para mí eso significa un reto poder igualarlo y si es posible superarlo. Tengo el compromiso como patriota, con Honduras. Es una institución que siempre va a ir de frente, enmarcada en ley, para que los intereses de Honduras prevalezcan. Honduras es de todos y hacia ese conglomerado, esa sociedad nos orientamos.
¿Cómo armoniza con sus compañeros de la XXI promoción el nombramiento como Jefe de la Institución Castrense?
Realmente la XXI Promoción es un grupo altamente competente. Fue un reto, no una competencia, porque todos trabajamos para un solo objetivo. Pero en este caso, la decisión la toma el altísimo inspirado en las autoridades aquí en la tierra. Cualquiera de todos los que hubiesen venido a este cargo tendrían el mismo compromiso o a lo mejor mayor que el mío. Mi respeto es para todos mis compañeros. Hemos sido una promoción altamente unida, con principios, con valores, con criterios que siempre van enmarcados en eso. En hacer lo justo, lo legal y lo correcto. Esta característica predomina en todos mis compañeros. En estos puestos son muchas las variables, criterios que se toman. Los hombres estamos compuestos de virtudes y defectos, Dios pesa el corazón de cada uno, por eso creemos que todo lo que ocurre es porque es la voluntad manifiesta de Dios.
¿Qué hace cuando no porta el uniforme?
Me gusta dedicar ese tiempo a mi familia, mi esposa y mis hijos. Soy un lector, me gusta la lectura, especialmente la Biblia, es el libro que me da la sabiduría que Salomón en su tiempo le pidió a Dios. Practico deportes, juego volibol, basquet y fútbol. Me gusta hacer ejercicio y gracias a Dios tengo ese ánimo y en esos espacios y horarios distribuyo mi tiempo libre.