Después de 16 años de estar al frente de la emisora católica Radio Luz, María Elena Fajardo, una de las voces más dulces de la locución sampedrana se retira para emprender un nuevo reto.
La comunicadora deja un legado maravilloso que es reconocido por todos los que la conocen con una trayectoria profesional como pocas. Dice que el periodismo es una profesión que nos permite desarrollar una valiosa labor, pero cualquiera que sea la orientación, debe realizarse con un profundo sentido de responsabilidad basado en los pilares de la ética y el servicio a los demás.
Es una de las mayores bendiciones de mi vida. Durante 16 años he tenido la oportunidad de crecer profesional y espiritualmente.
Enorme experiencia al trabajar con personas de diferentes carismas, que tienen el deseo de compartir los dones que el Señor les ha dado a través de los medios de comunicación. Ellos han sido una gran inspiración. Compartir con nuestros oyentes y con diferentes comunicadores latinoamericanos.
Ha crecido técnicamente y, sin duda, la academia se ha manifestado en su desarrollo, pero es recomendable revisar comportamientos que lesionan la dignidad humana. Tenemos una prensa dinámica en su ejercicio y es importante que en cada paso comprenda y responda a las necesidades de la sociedad actual.
En realidad no siento que la dejo, mi función concluye como directora de Radio Luz; pero seguiré ligada al trabajo de las comunicaciones de la Iglesia, tanto en la Comisión Diocesana de Medios, como en el Departamento de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal de Honduras y, desde luego, colaborando como voluntaria en la radio. Inicio una nueva etapa, adhiriéndome a un proyecto profesional siempre en el área de las comunicaciones, emprendido hace diez años por mi esposo y al cual me uno para impulsar objetivos de familia.
Es una empresa de servicios de comunicación integrados, con énfasis en Comunicación Organizacional.
Perfilar y posicionar la radio entre las radios existentes en nuestra ciudad, como radio evangelizadora, creadora de promoción humana y de cultura. Era introducir en el dial una propuesta diferente, capaz de llenar de fe y optimismo el corazón de muchas personas, eliminando nubarrones en el ánimo y dando paso a la luz.
Muy cercana, y sin lugar a dudas continuará así. Son grandes seres humanos y estar cerca de ellos ha sido un gran regalo del cielo. En todo momento me apoyaron y me han transmitido consejos, sugerencias y me han dispensado un cariño especial, el cual es recíproco.