Francia continuaba el viernes paralizada por una huelga de transportistas que se oponen a la reforma pensional que promueve el presidente Nicolas Sarkozy.
Si bien transitaban más trenes, autobuses y subterráneos que en el primer día de la huelga el jueves, también había más gente que quería movilizarse.
El jueves muchos franceses se tomaron el día libre y no intentaron ir a sus trabajos, pero el viernes resolvieron movilizarse y por eso las plataformas de los trenes subterráneos y las autopistas estaban repletas.
Se trata de la primera huelga contra las reformas económicas de Sarkozy y la mayor en el país en los últimos 12 años. La medida de fuerza, que estuvo acompañada por una serie de protestas en todo el país el jueves, dejó en claro que no será fácil concretar la iniciativa del presidente de recortar las protecciones a los trabajadores. Con su reforma, Sarkozy busca estimular la tercera economía más grande de Europa.
Sin embargo, numerosos gremios aceptaron volver a sus trabajos el viernes, y los sondeos indicaron que existía un apoyo limitado de la población a la huelga.
La disputa se focaliza en los planes de Sarkozy de eliminar algunos privilegios especiales de jubilación que rigen para algunos trabajadores, como los mineros y los conductores de trenes, y para los empleados del banco estatal y el teatro nacional de ópera. Se trata de personas que pueden jubilarse antes y en condiciones más generosas que la vasta mayoría de los trabajadores.
El gobierno sostiene que los privilegios le cuestan demasiado dinero y son injustos. Los trabajadores se resisten a la reducción de las protecciones que desde hace tiempo afectan a la economía francesa.
Los trabajadores del sistema de tránsito de París continuaron con la huelga por segundo día consecutivo el viernes. Sólo un tercio de los subterráneos, autobuses y tranvías funcionaban en las horas pico. Los habitantes llegaban a la ciudad en bicicletas, taxis o motocicletas.
Los gremios del ferrocarril nacional prometieron reanudar las actividades, pero advirtieron que el servicio sería irregular durante todo el día. Pedieron a los pasajeros que buscaran un transporte alternativo.
El servicio de trenes desde y hacia Gran Bretaña, Bélgica y Suiza volvía a la normalidad, aunque el sindicado alertó sobre posibles demoras.
Unos 150 mil manifestantes tomaron las calles de París y otras ciudades el jueves para manifestar en contra de las reformas alentadas por el gobierno, de acuerdo con estimaciones policiales.
