En la intersección de Mariano Escobedo y Pradera, en la ciudad de León, Guanajuato, se han vuelto frecuentes las imágenes de migrantes centroamericanos que piden ayuda para continuar su camino hacia Estados Unidos.
Entre ellos está José Fernando, un hondureño oriundo de la isla de Roatán, quien utiliza un peculiar cartel de doble cara para comunicarse con los transeúntes y expresar las emociones que le acompañan en su travesía.
Por un lado, su cartulina naranja fosforescente lanza un mensaje directo: “Soy un mugroso hondureño, como nos dicen ustedes por racismo o por discriminación, yo sólo les mendigo comida, agua o una moneda. Gracias”.
Este texto, según José Fernando, está dirigido específicamente a quienes lo tratan con desprecio. “Este mensaje solo se lo pongo a las personas que nos humillan y nos ‘mentan’ la madre”, comenta con franqueza.
En contraste, el reverso de su cartel, una cartulina blanca, busca apelar a la empatía: “Bonito día, mexicanos bellos. Estoy de paso por tu país, ayúdame con lo que te nazca de tu corazón. Dios te bendiga”. Con este mensaje, José Fernando intenta conectar con quienes están dispuestos a brindarle apoyo.
Crisis migratoria
De acuerdo con La Silla Rota de Guanajuato, quien dio a conocer la historia de José Fernando, La presencia de migrantes en Guanajuato refleja una tendencia más amplia.
Este estado no solo es un punto de salida para miles de mexicanos que buscan mejores oportunidades en el extranjero, sino también un lugar de tránsito para aquellos que se dirigen al norte.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que, entre 2015 y 2020, 23,300 personas ingresaron a Guanajuato provenientes de Estados Unidos, además de 788 venezolanos y 449 hondureños.