28/03/2024
11:18 AM

Iota y Eta, dos cachetadas en el rostro de Honduras

Eta e Iota dejaron más de 70 mil hondureños en albergues, sin contar a las personas que han improvisado 'refugios de nailon' en las orillas de calle de la zona de Honduras.

Redacción.

Estábamos recibiendo noviembre con mucha ilusión luego de ocho meses de pandemia que cegó la normalidad con la que mirábamos la vida.

Noviembre era ese 'escape' de la Covid-19 que hasta días 'morazánicos' tenía para dar la pausa necesaria.

Sin duda, esos días no llegaron pero si llegó Eta, un huracán que destruyó la tranquilidad que teníamos en casa, si el eslogan era: Quédate en casa; pero para miles de personas ese mandato terminó en una pesadilla: casas inundadas de aquel fatídico 5 de noviembre cuando La Lima, algunas colonias de El Progreso, Villanueva, bajos de Choloma, Pimienta, Potrerillos, y comunidades de Santa Bárbara quedaron sepultadas en agua, la tragedia nos embargó; este huracán dejó más de 70 muertos y varios desaparecidos.

Mientras nos levantábamos del lodo que dejaron las inundaciones de Eta, nos arroyó Iota, otro huracán que como gemelo de Eta, ingresó el martes 17 de noviembre por la misma 'puerta' en Nicaragua y sus ondas hicieron tanto daño en la infraestructura vial, hoy, la cautela dejó miles de afectados en cientos de albergues a nivel nacional. Tendremos que contar en la historia que en menos de 15 días dos huracanes azotaron el país casi en la lona por la pandemia, corrupción y pobreza.


Foto: La Prensa

Eta e Iota dejaron a más de 70 mil afectados en Honduras.
Con una despreciable furia Eta e Iota nos golpeó, nos arrastró, nos ahogó las ilusiones de una aparente paz, nunca nos habían tratado tan vil la naturaleza, que en su estado, nos dejó agua, al menos eso agradecemos, porque para variar el año 2020 también fue de incendios que perdieron cientos de hectáreas de bosques.

¿Qué haremos ahora?, es la pregunta, quizás sentimos la pérdida material o de la vida de un ser querido, pero el hondureño tiene una maestría en levantarse de las dificultades, si, el hondureño rie mientras llora, corre mientras se tropieza, lo vamos a lograr porque 'No hay otro pueblo más macho que el pueblo catracho del cual vengo yo'.