Comer un pescado bien frito en el Lago de Yojoa sigue siendo un placer para muchos ciudadanos nacionales y extranjeros.
A pesar de los problemas de sequía y contaminación que ha enfrentado esta reserva, los dueños de los negocios manifiestan que la venta de pescado no ha menguado. Los fines de semana llegan más familias a comer, observar la belleza natural y sentir el aire fresco de las montañas que rodean el espejo de agua.
El clima lluvioso de los últimos días no ha favorecido a los pescadores y por ello no se logra capturar muchos peces, cuyo precio aumenta. En los restaurantes, el valor del plato de pescado se ha incrementado en cinco lempiras, aunque varía dependiendo del tamaño. 'Hay una escasez de pescado. Estos días lluviosos son malos: la libra se compra a 18 lempiras y en los restaurantes el más barato no baja de 50 lempiras', dijo don Florentino Mejía, vendedor.
Eber Galeano, vicepresidente de los dueños de restaurantes, dijo que la clientela se mantiene y esperan que mejore cuando hagan esfuerzos por evitar que el lago se siga contaminando.
El Lago de Yojoa es el único natural de agua dulce en el país. El año pasado, después de una larga lucha de ambientalistas, el Congreso aprobó la ley de la autoridad del lago, que se encargará de la vigilancia en la zona.<
