14/05/2025
12:16 AM

Después de una larga batalla fallece el 'padre de los pobres”

San Pedro Sula, Honduras.

El “padre de los pobres” se ha ido. Deja un gran vacío en una ciudad que lo acogió hace 17 años y que hoy no encuentra consuelo por su partida.

Luego de luchar contra un cáncer de vejiga, recibir seis quimioterapias, ser sometido a dos cirugías y permanecer hospitalizado casi un mes, el padre Saturnino Senis ya descansa en el seno del Señor.

Debido a un infarto, el párroco de la catedral San Pedro Apóstol, quien era de origen español e iba a cumplir 79 años el próximo 22 de agosto, fue internado en mayo en un hospital privado de la ciudad. Allí permaneció en la sala de Cuidados Intensivos y en Observación hasta ayer que recibió el llamado de Dios.

El padre Saturnino se encontraba en un hospital privado acompañado del personal de la Diócesis de San Pedro Sula. El padre Raúl Najarro y el ecónomo Fernando Ibáñez estuvieron al pendiente de su salud, al igual que miles de feligreses.

Como párroco de la catedral de San Pedro Apóstol, el padre Saturnino dejó en los creyentes la semilla de la devoción y el amor a Cristo.
Desde su llegada a esta ciudad el 30 de diciembre de 1997, el padre Saturnino se dedicó a los más necesitados a través de la casa cural que dirigió por 17 años y con la que apoyó a miles de sampedranos de escasos recursos con ayuda monetaria, medicinas, canastas de alimentos básicos, útiles escolares, préstamos para viviendas, entre otras entregas.

Su devoción por los más desprotegidos era conocida en toda la Capital Industrial. Cada año realizaba dos grandes campañas de ayudas para beneficiar a más de 5 mil familias con canastas navideñas y a más de 2 mil niños con zapatos, útiles escolares y becas estudiantiles antes del regreso a clases.

Pidió en reiteradas ocasiones a empresarios y personas de buen corazón que le tendieran una mano amiga para seguir procurando el bienestar de los afligidos, sobre todo para continuar proporcionando préstamos sin intereses para la compra de viviendas dignas.

Durante la ultima entrevista concedida a LA PRENSA en abril pasado, el padre dijo que se sentía mejor. Sin embargo, había reducido sus horas de labor en la casa cural por recomendaciones médicas y en una que otra misa que celebraba se le podía observar pálido y cansado.

El sacerdote repartía bolsas solidarias a familias pobres.
Desde su niñez, cuando vivía en un pueblo de Valladolid en el corazón de Castilla, Madrid, supo lo que era una vida sin lujos, pero fue hasta que llegó a San Pedro Sula que conoció de cerca la pobreza y la miseria.

El sacerdote no podía caminar por las calles del centro sin ser detenido por niños y adultos en situación de calle, a quienes les dijo que los ayudaría hasta que Dios lo llamará con Él. “Desde el primer día estuve a su lado y saben que pueden contar conmigo”, manifestó en aquella oportunidad. En marzo de este año, la Corporación Municipal lo declaró como hijo predilecto de San Pedro Sula.

El presbítero opinaba que las acciones del Gobierno en pro de los hondureños pobres podían ser más. “Debe haber mayor justicia social, desde el Gobierno, las instituciones y todos los que tienen posibilidades para erradicar los problemas”, señaló con la valentía que lo caracterizaba.

El legado que dejó el “padre de los pobres”, como fue catalogado, fue el de ayudar sin pedir nada a cambio.

Los feligreses llegan al velatorio en la catedral.