Shi Huaigui, un chofer chino jubilado de 58 años, vio cómo su vida se derrumbaba en apenas unos segundos, de forma tan brutal como intenso fue el sismo.
Como era su costumbre desde hace años, Shi había ido al tendero, dejando a su mujer Cao Dengping ocuparse de la limpieza en su apartamento de Dujiangyan, una ciudad mediana de la provincia de Sichuán.
'En el camino de vuelta empecé a sentir la tierra moverse, e inmediatamente comprendí lo que ocurría', cuenta ante un amasijo de piedras y paredes desmoronadas. Es su casa. Y en algún lugar en medio de los escombros está su mujer, con la que estaba casado desde hacía 40 años.
'Todo lo que pido es que alguien venga a despejar el terreno y a buscar los cadáveres', dijo.
Miles de habitantes de Dujiangyan, a 50 kilómetros del epicentro, prefirieron no dormir en sus casas por miedo a las réplicas del temblor de magnitud 7,9 que sacudió la región, según el Instituto estadounidense de Geofísica. Oficialmente las autoridades chinas confirmaron la muerte de 22 mil 69 personas en todas las provincias afectadas, pero Pekín teme que el balance sea mucho más pesado, de
Los primeros equipos de rescate llegaron a la zona del desastre para sumarse a la frenética búsqueda de sobrevivientes entre las montañas de ruinas
2008 debía ser año alegre
2008 debía ser el año de la alegría en China, pero después de tormentas de invierno excepcionales y de los disturbios sangrientos en Tíbet, un terrible sismo enluta nuevamente a los chinos.
El número 8, que para los chinos es sinónimo de suerte, parecía, sin embargo, vaticinar un buen año para el gigante asiático. 2008 es, además, el año de la rata, el primero de los 12 animales del horóscopo chino, y el inicio de los Juegos Olímpicos, JO, está previsto para el 8 de agosto, a las ocho de la noche.
Primero fueron las tormentas que golpearon el país a inicios de año. Más de 100 personas murieron en tres semanas a raíz de fuertes nevadas y carreteras heladas en el sur y centro del país, en el peor invierno que conoció el país en medio siglo.
A inicios de marzo, manifestaciones antichinas estallaron en Lhasa, capital de Tíbet, día del aniversario del levantamiento de 1959 contra el régimen comunista que se agravaron el 14 de marzo y se extendieron a otras regiones, donde viven minorías tibetanas, algunas de ellas afectadas por el sismo del lunes en el sudoeste de China.
El gobierno tibetano en el exilio afirmó que unas 203 personas murieron en los disturbios del Tíbet. China acusa a los 'perturbadores' tibetanos de haber matado a 18 civiles y a un policía.
Como sea, todo ello impulsó una movilización internacional a favor de Tíbet, que se materializó en numerosos incidentes durante el recorrido de la llama olímpica a través del mundo, en particular en Londres y París.
La atracción que esta cita deportiva mundial ha generado entre los chinos es masiva, pues los boletos se vendieron como pan caliente, los incidentes durante el recorrido de la llama, que Pekín quería que se llevara a cabo de forma organizada, hundió al movimiento olímpico en una 'crisis', según admitió el presidente del Comité Olímpico Internacional, COI, Jacques Rogge.
Ya antes, Steven Spielberg había sembrado la discordia al renunciar a su participación en la
Pérdidas humanas y millonarios daños materiales en infraestructura es el saldo del devastador terremoto.
Y a pesar del sismo del lunes, la antorcha olímpica sigue adelante.
El martes inició su decimosegunda etapa china en Longyan, una ciudad del sudeste. En junio, según el programa inicial, debería pasar por las regiones siniestradas. El 18 de junio está prevista una etapa en Chengdu, capital de la provincia de Sichuán. Cuatro días antes pasará por Chonqing.
El pueblo chino no bajará los brazos, prometió el martes el ministerio chino de Relaciones Exteriores.
'El espíritu de la nación china, que consiste en unir y hacer todo lo posible para entregar su mayor esfuerzo para superar cualquier dificultad, nos alentará a hacer un buen trabajo durante los Juegos Olímpicos', dijo Qin Gang, uno de los portavoces de la cancillería china.