Poco a poco, la población de esta comunidad intenta levantarse tras los daños causados por el vendaval de la noche del pasado domingo, que dejó 67 viviendas destruidas y otras sin techo.
Nueve viviendas de madera, zinc y bahareque fueron derribadas por la furia del viento y otras 67, cimentadas y construidas con concreto, se quedaron sin techo.
La oficina regional de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) ya ha comenzado a atender a las familias afectadas suministrándoles alimentación y satisfaciéndoles otras necesidades básicas.
“Algunos materiales como láminas de zinc y madera están siendo trasladados a la zona afectada”, informó Rommel Barralaga, subcomisionado de Copeco.
Esperan ayuda
Glen Ávila, alcalde de Limón, manifestó que están respondiendo a la emergencia dentro de sus capacidades, “estamos llevando alimentación a los albergados y se gestiona la reparación de los techos, además de restablecer los servicios básicos. Esperamos que el Gobierno nos apoye en esta emergencia porque no tenemos los fondos necesarios para atender a quienes perdieron su casa”, manifestó el jefe edilicio.
Cuadrillas de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (Enee) buscaban restablecer el fluido eléctrico en toda la comunidad, que desde la noche del domingo se encuentra a oscuras.
Los daños mayores ocurrieron en los barrios de Lucinda, Lempira y Cocalito.
Extienden alerta verde
En vista que según el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las lluvias acompañadas de vientos racheados se mantendrán focalizadas sobre los departamentos de: Atlántida, Cortés (especialmente Omoa), e Islas de la Bahía, Copeco determinó extender por 24 horas más a partir de las 3:00 pm de ayer, la alerta verde, declarada para esos departamentos.
