San Pedro Sula, Honduras.
La pesadilla que han vivido los sampedranos por seis décadas con fugas masivas, incendios y masacres ha llegado a su última etapa, ya que la prisión cerrará definitivamente y será destruida esta semana.
Óscar Kilgore y Arnaldo Urbina Soto, exalcaldes de San Pedro Sula y Yoro, respectivamente, salieron ayer del centro penal en un autobús del Instituto Nacional Penitenciario junto con 204 reos más hacia otros presidios del país.
El operativo de traslado de 206 privados de libertad comenzó desde las 3:30 am hacia otras cárceles. Ahora hay cerca de 1,400 reos en el penal, quienes serán trasladados entre el miércoles y viernes.
La operación fue planificada de forma estratégica y comenzó a las 3:30 de la madrugada cuando los contingentes de la Policía Militar, Fuerza Nacional Antiextorsión, bomberos y Cruz Roja comenzaron a rodear el vetusto edificio ubicado en la avenida Juan Pablo II del barrio Cabañas.
Media hora más tarde, los elementos de inteligencia militar ingresaron al recinto y ya en el interior comenzaron a tomar el control de las bartolinas que aún albergan a internos.
Mientras eso sucedía, francotiradores y custodios vigilaban desde los torreones que rodean el centro penitenciario.
Cada uno de los privados de libertad que previamente han sido identificados con su nombre y fotografía pasaron por un proceso de verificación de datos antes de abordar los autobuses que esperaban afuera.
Los buses del Instituto Nacional Penitenciario custodiados por militares y miembros de la Policía Nacional estaban estacionados en las afueras del presidio desde la madrugada.
Cerca de las 8:00 am, las primeras dos unidades de transporte con 126 privados de libertad salieron rumbo a la Penitencia Nacional de Támara en Francisco Morazán.
Luego salió otro bus con 50 reclusos que fueron alojados en el centro penal de Tela.
A las 9:20 am salió el último bus. En él se podía observar sentados como pasajeros a los exalcaldes Oscar Kilgore y Arnaldo Urbina, quienes luego de ocupar cuartos privados en el centro penal ahora estarán en una celda común en el penal de El Progreso.
Junto con los exfuncionarios enjuiciados por delitos de corrupción y lavado de activos iban otros 28 privados de libertad. El presidente Juan Orlando Hernández afirmó: “Estamos a escasos días de dejar vacío completamente el centro penal de San Pedro Sula, por lo que esta semana será de muchas operaciones”.
Pidió comprensión a la población porque dijo que habrá una redistribución de privados de libertad.
Hernández anunció, además, que esta semana comienza a operar “un nuevo módulo de máxima seguridad” en la Penitenciaria Nacional, el cual fue construido “en silencio”.
Recalcó que los reos más peligrosos serán reubicados en El Pozo y La Tolva, que son de máxima seguridad y en donde no se les permite ningún tipo de visitas y están totalmente incomunicados.
Indicó que a los privados de libertad que les falta poco tiempo para cumplir su condena o están enfermos serán trasladados a centros penales de mínima seguridad.
El subdirector del Instituto Nacional Penitenciario German Mcniel confirmó ayer que de la Penitenciaria Nacional de Támara fueron trasladados otros 49 privados de libertad a una cárcel de máxima seguridad.
Manifestó que los traslados continuarán hasta el cierre de la cárcel de San Pedro Sula y la reubicación de las personas en otros centros con mejores capacidades.
Familiares
Mientras la operación de traslado estaba en curso, familiares de algunos de los reos se apostaron en la acera y en la mediana del bulevar para despedirse de sus parientes.
Las autoridades habilitaron dos carpas en el parque central y en la terminal de buses con los listados de los reos y su destino.
Esa modalidad estará funcionando para el resto de los días de trasladados con el fin de evitar que las madres y esposas se desesperen por información. Los traslados, esta vez, fueron más ordenados y rápidos, pues solo eran 206 reos. Para los próximos días esperan que no haya incidentes, pues la población que ha quedado no es de alta peligrosidad.
El centro penal fue construido, según historiadores, entre 1950 y 1951 sin ningún diseño específico y terminó albergando a casi tres mil presos que dormían hacinados. Pocos tenían el privilegio de estar en un cuarto privado y otros para recibir sus visitas conyugales usaban espacios habilitados con mucha demanda.
Ahora solo quedan cinco días para que los sampedranos puedan ver despejada la zona por la que muchos años transitaron con miedo. El domingo las autoridades de Gobierno realizarán un acto en el lugar y anunciarán cual será el uso del predio.
La pesadilla que han vivido los sampedranos por seis décadas con fugas masivas, incendios y masacres ha llegado a su última etapa, ya que la prisión cerrará definitivamente y será destruida esta semana.
Óscar Kilgore y Arnaldo Urbina Soto, exalcaldes de San Pedro Sula y Yoro, respectivamente, salieron ayer del centro penal en un autobús del Instituto Nacional Penitenciario junto con 204 reos más hacia otros presidios del país.
El operativo de traslado de 206 privados de libertad comenzó desde las 3:30 am hacia otras cárceles. Ahora hay cerca de 1,400 reos en el penal, quienes serán trasladados entre el miércoles y viernes.
La operación fue planificada de forma estratégica y comenzó a las 3:30 de la madrugada cuando los contingentes de la Policía Militar, Fuerza Nacional Antiextorsión, bomberos y Cruz Roja comenzaron a rodear el vetusto edificio ubicado en la avenida Juan Pablo II del barrio Cabañas.
| Contingentes policiales y militares garantizaron la seguridad.
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Mientras eso sucedía, francotiradores y custodios vigilaban desde los torreones que rodean el centro penitenciario.
Cada uno de los privados de libertad que previamente han sido identificados con su nombre y fotografía pasaron por un proceso de verificación de datos antes de abordar los autobuses que esperaban afuera.
Los buses del Instituto Nacional Penitenciario custodiados por militares y miembros de la Policía Nacional estaban estacionados en las afueras del presidio desde la madrugada.
Cerca de las 8:00 am, las primeras dos unidades de transporte con 126 privados de libertad salieron rumbo a la Penitencia Nacional de Támara en Francisco Morazán.
Luego salió otro bus con 50 reclusos que fueron alojados en el centro penal de Tela.
| Familiares de los presos se apostaron en la salida para decirles adiós.
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Junto con los exfuncionarios enjuiciados por delitos de corrupción y lavado de activos iban otros 28 privados de libertad. El presidente Juan Orlando Hernández afirmó: “Estamos a escasos días de dejar vacío completamente el centro penal de San Pedro Sula, por lo que esta semana será de muchas operaciones”.
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Pandilleros
Fueron trasladados el 15 de marzo a las cárceles de máxima seguridad El Pozo y La Tolva.
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Hernández anunció, además, que esta semana comienza a operar “un nuevo módulo de máxima seguridad” en la Penitenciaria Nacional, el cual fue construido “en silencio”.
Recalcó que los reos más peligrosos serán reubicados en El Pozo y La Tolva, que son de máxima seguridad y en donde no se les permite ningún tipo de visitas y están totalmente incomunicados.
Indicó que a los privados de libertad que les falta poco tiempo para cumplir su condena o están enfermos serán trasladados a centros penales de mínima seguridad.
| 2016
Privados de libertad
Considerados de baja peligrosidad por las autoridades fueron llevados a tres centros penitenciarios.
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Manifestó que los traslados continuarán hasta el cierre de la cárcel de San Pedro Sula y la reubicación de las personas en otros centros con mejores capacidades.
Familiares
Mientras la operación de traslado estaba en curso, familiares de algunos de los reos se apostaron en la acera y en la mediana del bulevar para despedirse de sus parientes.
Las autoridades habilitaron dos carpas en el parque central y en la terminal de buses con los listados de los reos y su destino.
Esa modalidad estará funcionando para el resto de los días de trasladados con el fin de evitar que las madres y esposas se desesperen por información. Los traslados, esta vez, fueron más ordenados y rápidos, pues solo eran 206 reos. Para los próximos días esperan que no haya incidentes, pues la población que ha quedado no es de alta peligrosidad.
El centro penal fue construido, según historiadores, entre 1950 y 1951 sin ningún diseño específico y terminó albergando a casi tres mil presos que dormían hacinados. Pocos tenían el privilegio de estar en un cuarto privado y otros para recibir sus visitas conyugales usaban espacios habilitados con mucha demanda.
Ahora solo quedan cinco días para que los sampedranos puedan ver despejada la zona por la que muchos años transitaron con miedo. El domingo las autoridades de Gobierno realizarán un acto en el lugar y anunciarán cual será el uso del predio.