14/05/2025
09:25 PM

Aduana Guasaule: al acecho de una presa

Hacer personalmente el trámite aduanero en Guasaule es casi imposible. Los tramitadores que inundan este punto fronterizo tienen acaparada esta actividad.

Hacer personalmente el trámite aduanero en Guasaule es casi imposible. Los tramitadores que inundan este punto fronterizo tienen acaparada esta actividad, por la que cobran entre 50 y 100 lempiras por persona.

A sólo unos pasos de ahí, el vecino país, Nicaragua, ya desarmó esa cadena que promovía la corrupción. En el lado nicaragüense cada quien tramita su paso, fácil y rápido; pero cuando toca llegar al punto hondureño, como cazadores tras su presa, los tramitadores le caen a todo el que quiera entrar o salir de Honduras.

Desde las primeras horas del día, hombres y mujeres se instalan en la aduana a la espera de las rastras que deben pasar.

Es una constante pelea por captar la clientela, según la cantidad, así serán sus ingresos del día.

Corren, suben a la rastra y de inmediato toman los documentos de los transportistas para que éstos descansen, esperen mientras mueven sus contactos para “agilizar” el proceso.

Los guías o tramitadores han encontrado en esta actividad un “modus vivendi”.

Cuando se instituyó la ventanilla única y Honduras junto a Nicaragua atendían en una sola aduana, muchos se quedaron sin empleo; sin embargo, después del conflicto político del año anterior volvieron al acecho de comerciantes y transportistas.

Muchos los ven como “el mal necesario en una aduana adonde los procesos no se agilizan”.

Ellos ya tienen identificada la estructura con la que trabajan y con la que logran que en el menor tiempo posible se autorice o se afore el paso de mercadería.

El trámite

Cada día nicaragüenses cruzan la línea divisoria en busca de nuevos horizontes o simplemente en plan de comercio, con sus bolsas para vender productos.

En medio de esa actividad, el incesante tráfico de furgones y camiones muestra el flujo comercial, donde desapercibidos pasan los tramitadores, que esperan el paso de rastras. Cuando una rastra o un camión aminora la velocidad ya es captado por un tramitador.

Si el tramitador hace las gestiones, el tiempo máximo que esperará el transportista o comerciante será de dos horas; pero si no toma el servicio del tramitador la espera puede tardar, incluso, días.

“Yo me vine porque en la frontera de El Amatillo no había sistema y me interesa llegar rápido porque transporto alimentos que si no llegan pronto, la carga se puede perder toda.

Tuve que aceptar que el tramitador hiciera el papeleo, si no lo hago perderé más tiempo, ya he pagado más de 200 lempiras y sólo voy en tránsito; pero no queda de otra”, dijo un transportista que viajaba hacia Costa Rica.

Eliminan tramitadores

Nicaragua, como una medida para evitar la corrupción en sus aduanas, eliminó la figura de los tramitadores. Sólo la aduana en Peñas Blancas aún tiene tramitadores pero en vías de desaparecer.

LA PRENSA constató en la zona nicaragüense que el propio transportista llega, se parquea, entrega los documentos en la ventanilla y hace su trámite aduanero.

No hay intermediarios, allí directamente comerciantes o transportistas hacen las gestiones y nadie obstaculiza el proceso.

Buscamos al administrador de la aduana nicaragüense Ernesto Torres, nos recibió y nos explicó que sólo la oficina central de la Dirección General de Aduana, DGA, en Managua, pueden hablar sobre el trabajo aduanero; sin embargo, nos recibió y explicó algunos lineamientos que manejan en la cuestión aduanera.

Los empleados se muestran conformes con la disposición porque sienten que es una manera de combatir de manera frontal la corrupción y eso ayuda a agilizar los procesos. La aduana tiene un plan de contingencia establecido para que cuando se dan fallas en la energía o el sistema no se pare el proceso. “Aquí es rápido, nadie retrasa nada, no sé por qué en Honduras está el gran problema, y si no hay sistema ellos solucionan y nos arreglan para seguir en tránsito”, apuntó un transportista.

Honduras se retira

Sólo los equipos, mobiliarios y banderas han quedado en la que fue la ventanilla asignada a Honduras en la aduana nicaragüense para cumplir con la ventanilla única que se promovió en el Sistema de Integración Centroamericana, Sica.

Desde el conflicto político del año anterior, Honduras retiró su personal y quedaron abandonadas las instalaciones que facilitaban la labor aduanera en este punto.

Ahora, separados, cada quien hace su trabajo, lo que causa retrasos. Son dos pasos que se tienen que efectuar, aunque sea para una simple revisión de documentación.

“La decisión de retirarse de esta aduana fue de Honduras. Ahora estamos a la espera de que se puedan tomar decisiones y pronto se vuelva al proceso de integración que se estableció en acuerdos para unir la región centroamericana”, dijo un funcionario aduanero.

Luego del retorno de Honduras al Sica se ha anunciado que pronto la parte hondureña podría reincorporarse. Pero hasta ahora no hay fecha definida para el regreso a la aduana única.

Turistas ven pesadilla aduanera

Dos colombianos intentaban cruzar la frontera de Guasaule y relataron a LA PRENSA la odisea que vivieron en la aduana.

“Madrugamos a enfrentar los trámites de frontera en Guasaule. Llevamos cuatro pasos de frontera que hemos pasado y analizando la situación lo que realmente cansa, más que la manejada, es esa lucha burocrática de papeleos y fotocopias, autoridades policiales y aduaneras que a veces son amables, pero a veces son prepotentes y autoritarios, tramitadores y cambistas, más las congestiones de rigor de los turistas, los vecinos de la región, los camiones de carga, etc. Es un caos, la de hoy fue demorada, pero relativamente tranquila por lo descongestionada que estaba la aduana, al menos eso fue bueno.

Lo que no nos cobran los hondureños por visa nos lo sacan en impuestos y seguros; pagamos US $50. Al final aunque no se quiera se tiene que buscar al tramitador para lograr el paso, porque si no implica que se perderá mucho más tiempo del que ya llevábamos en este viaje.

No sé por qué tanta burocracia, aquí cada quien pone la ley, no hay de verdad reglas claras, en cada aduana las situaciones que enfrentas son diferentes y eso habla mal de un país que es lindo. Es una lástima”, explicó Roberto Torres Arocha, un colombiano que viajaba en tránsito por Honduras.