REDACCIÓN. La grasa se instala en el abdomen por diferentes razones: normalmente en el momento de la menopausia por razones hormonales, después del embarazo o en caso de sufrir algún tipo de estrés.
En el primer caso, la menopausia, los errores nutricionales no perdonan: exceso de calorías, exceso de azúcar, etc.
En el segundo caso, después del parto, el exceso calórico no siempre es la causa, pero el vientre se vuelve fofo y se relaja, y muchas veces la retención de líquidos no arregla las cosas.
En el último caso, el que concierne a casi todo el mundo, el estrés, el picoteo compulsivo suelen ser la causa y son justamente ellos los que por el aumento brutal de la glicemia, favorecen el almacenamiento de grasas en el vientre.
¿Cómo conseguir un vientre plano?
En estos casos se debe reemplazar el café, compañero de camino del estrés y del picoteo, por tisanas preparadas en casa.
Además conviene añadir al menú proteínas, que permiten luchar contra la retención de agua y aportan una sensación de saciedad.
Estas son las que ayudan a perder los gorditos que desfiguran la silueta a nivel del vientre.
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Para perder vientre, el secreto está en comenzar por suprimir las féculas y comer menos azúcar en el desayuno.
El desayuno continental, a base de confitura y zumo de frutas que crea picos de insulina y aumenta el almacenamiento de grasas, debe dejar sitio a la fórmula inglesa, pero aligerada en lípidos.
Desde el despertar conviene cargar al organismo con proteínas: un huevo pasado por agua o revuelto, o un filete de salmón ahumado, o dos filetes de pechuga de pollo (nada de jamón, o queso, que están muy salados), o queso blanco. A esto se le añaden proteínas vegetales completas.
DATO
En la mañana, los únicos zumos de frutas autorizados son agua con limón (sin azúcar) con el fin de hacer trabajar al aparato digestivo, así como una taza de café que nos llene de energía.