¿A usted le gusta disfrutar de una comida poco a poco, o tiende a comer rápido sin prestarle mucha atención?
Una investigación reciente confirma que es mejor comer lento, porque las personas que comen rápido tienden a consumir más y a ser más vulnerables al aumento de peso y a la obesidad. Y descubre un nuevo giro: si creció con hermanos, y tuvo que competir por lo que había en la mesa, es más probable que coma rápido.
Comer con rapidez hace que la persona sea propensa a comer más, porque el cuerpo tarda algo de tiempo en reconocer que comienza a estar lleno, explicó Connie Diekman, una dietista registrada de St. Louis y expresidenta de la Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics).
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'No reconocemos la sensación de saciedad de inmediato, porque el cuerpo está programado para sentir ’debo comer, comí lo suficiente, para de comer’', apuntó Diekman. 'Si no permitimos que suceda porque comemos demasiado rápido, tendemos a comer de más'.
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Malos hábitos
Las personas que comen rápido quizá hayan aprendido el hábito en la niñez, y los investigadores de la Universidad de Roehampton y de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, deseaban determinar si tener hermanos influía en la velocidad a la que una persona come.
Hay un par de motivos por los cuales la presencia o la ausencia de hermanos podría influir en el ritmo al que se come, según el coautor del estudio, Leigh Gibson, investigador del departamento de psicología de la Universidad de Roehampton, en Londres.
La conexión entre tener hermanos y comer rápido 'quizá se deba a la competencia por los alimentos durante las comidas, ya sea real o imaginaria, o incluso a un deseo de acabar una comida con rapidez para volver a jugar con los hermanos', dijo Gibson. 'Otra opción es que la presencia de hermanos en una comida podría distraer la concentración al comer, lo que podría conducir a un ritmo más rápido al comer'.
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Cualquiera que sea el motivo, no parece haber demasiada causa de preocupación, ya que estudios anteriores han encontrado que las personas sin hermanos parecen ser más vulnerables a la obesidad que las personas con hermanos.
'Parecería que no es muy probable que un ritmo más rápido al comer inducido por tener hermanos fomente la alimentación excesiva a largo plazo, dadas las otras evidencias de que los hijos únicos tienen un mayor riesgo de sobrepeso u obesidad que los que tienen hermanos', apuntó Gibson. 'En conjunto, comer más rápido podría ser un factor de riesgo para el aumento de peso y la obesidad, pero es probable que la influencia de tener hermanos no sea un factor mediador. Quizá el ’efecto hermano’ no resulte de forma directa en unas comidas más copiosas, solo en comidas que se consumen con una mayor rapidez'.
'Hay muchas conversaciones que señalan que la sociedad le hace esto a los adultos: con la comida en los autoservicios, comer rápido en el trabajo porque hay que volver al escritorio, todas esas cosas', apuntó Diekman. Este estudio podría hacer que muchas personas reflexionen más sobre los almuerzos de 15 minutos que los niños a veces tienen en la escuela, porque 'podría estarles inculcando un hábito de comer rápido', anotó.
'Debemos ver nuestra comida, porque esto comienza el proceso de que algo lo va a llenar. De que lo va a disfrutar', señaló Diekman. 'Debemos olerla porque esto activa el desencadenante de que algo estará bueno. Y entonces, en la boca, debemos masticar para tener la sensación de que el cuerpo se está llenando. Esto nos ayudará a comer más lentamente, y por tanto, a consumir menos'.