¿Recuerdas los antiguos cines de San Pedro Sula?
Desde los primeros proyectores hasta los grandes complejos, estas salas fueron íconos de una ciudad que se encontraba en pleno desarrollo, reuniendo a familias y amigos
- 26 de noviembre de 2025 a las 09:58 -
San Pedro Sula ha destacado durante décadas por ser el corazón económico de Honduras. La llegada de grandes industrias no solo impulsó su crecimiento productivo, sino también nuevas experiencias de ocio.
La llegada del cine en esta ciudad se remonta a 1911. Según el escritor Gonzalo Luque, aquel año se proyectó la primera película en un cinematógrafo itinerante introducido por el español Luis Luque Alva.
Hacia 1935 surgió el Teatro Colombia, uno de los pioneros en ofrecer funciones de películas en tecnicolor, aunque también mantenía la tradición del blanco y negro.
Poco después, en la misma década, se inauguró el Hispano, famoso por su programación de cine mexicano y muy popular entre los sampedranos.
El cine Tropicana abrió el 17 de abril de 1959, marcando un antes y un después en la experiencia cinematográfica local. Fue la primera sala con aire acondicionado y rápidamente se convirtió en un referente.
Además de su cartelera, albergó eventos como Miss Honduras y Miss San Pedro Sula.
Durante los años siguientes, algunas salas se enfocaron en películas familiares, aunque más tarde, algunos como el cine Lux, migraron a contenido para adultos.
Ya en los 80 surgieron propuestas más modernas. El cine Géminis fue inaugurado el 3 de julio de 1980 y destacó por contar con múltiples salas.
Por su parte, Cinemas Plaza ofrecía una de las mayores capacidades de público en la ciudad, con espacio para alrededor de 300 personas.
El recordado cine San Pedro también fue un punto de encuentro habitual para las familias, ubicado en el edificio donde ahora funciona Parrillas One.
Con el avance de la tecnología y la transformación de los hábitos de consumo, estas icónicas salas fueron cerrando sus puertas.
Algunas se reconvirtieron en tiendas de ropa o centros comerciales, otras fueron demolidas para dar espacio a nuevos negocios. Sin embargo, su legado permanece en la memoria de quienes vivieron aquella época en la que el cine era una verdadera fiesta comunitaria.