¿Quién es la mujer trans que llegó a despedirse al féretro del papa Francisco?
Laura Esquibel tenía una relación muy cercana con el papa Francisco, quien vio por ella en su tratamiento contra el VIH. Acá esta hermosa historia
- 25 de abril de 2025 a las 15:25 -

Sor Geneviève Jeanningros, la monja francesa que era una reconocida amiga junto a la paraguaya Laura Esquibel.

La hermana Genevieve Jeanningros, es sobrina de la monja francesa Leonie Duquet, que junto a otra monja, Alice Dumon, fueron secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura cívico militar en un operativo de espionaje y secuestro del que participó el represor Alfredo Astiz.

En agosto del año pasado, Francisco se reunió con Jeanningros en la comunidad a la que ella pertenece, que está ubicada en el barrio romano de Ostia. Se trata de las Pequeñas Hermanas de Jesús de Charles de Foucauld, que concreta un proyecto humanista con personas de la comunidad LGBT+, pobres y trabajadores nómades de circos.

La acompañante de Jeanningros este viernes, es una paraguaya reconocida por ser la primera mujer transexual que estrechó la mano del papa Francisco.

Desde ese dia en que Laura se conoció con el papa, ella tuvo contacto directo con el Sumo Pontífice.

Tan grande fue la conexión que la compatriota Laura Esquivel obtuvo la solidaridad del Vaticano para luchar contra el cáncer.

Laura Esquivel, ahora de 58 años, desde 1993 vivía indocumentada en Italia y se dedicaba a la prostitución.

Surgía en Laura una mezcla de pensamientos entre la modernidad y la tradición, porque era consciente de los requisitos para una audiencia papal y de lo que ella demostraba con su identidad. Recordó que en su primera visita derramó lágrimas cuando la bendijo. Luego formó parte de un grupo de mujeres trans que tuvieron las puertas abiertas del papa.

El papa llegó a conocerla lo suficientemente bien como para preguntarle sobre su salud. Además de su VIH de larga data, recientemente le habían diagnosticado cáncer. Durante el tratamiento, la Iglesia le consiguió una cómoda habitación de hotel a la sombra del Coliseo y le proporcionó comida, dinero, medicinas y pruebas, según detalló Infobae.

A 24 millas al sur de Roma, cerca de una playa gay y un cuartel militar, la ciudad de clase trabajadora era un centro para trabajadoras sexuales transgénero, muchas de ellas latinoamericanas indocumentadas. Como otros, Laura trabajó en una arboleda. Los clientes la identificaban con los faros y luego la acompañaban a una choza con un colchón. Con el impacto del covid Laura entró en pánico porque debió dejar de trabajar.