En la última década del siglo pasado “El Chapo” llegó a ser tan rico que en en esa propiedad de Guadalajara, Jalisco, la entidad donde empezó a construir el cártel, instaló cuatro piscinas, una cancha de tenis y dispuso todo lo necesario para albergar un pequeño zoológico con grandes felinos (tigres, panteras, leones) y venados. “Los invitados lo recorrían en trenecito”, detalló “El Gordo”.