Argentina es aliada extra-OTAN desde 1997 y, según ha informado esta semana la prensa local, busca sumarse como “socio global” a la organización. La compra de los aviones se da en el marco de un drástico ajuste fiscal por parte del gobierno ultraliberal argentino que comprende, entre otras medidas, recortes de gastos y la licuación de salarios, pensiones y asignaciones presupuestarias en un contexto de muy alta inflación.