Alzheimer: ¿Es igual de frecuente en hombres y mujeres?
- 22 septiembre 2024 /
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1 / 10La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente a personas mayores. Se caracteriza por el deterioro cognitivo como la memoria a largo plazo y las funciones ejecutivas, como la flexibilidad cognitiva y la planificación, entre otras.
Además, tiene un impacto significativo en la funcionalidad, que es la capacidad de una persona para llevar a cabo tareas cotidianas. Dependiendo del grado de afectación, se pueden observar alteraciones de la conducta.
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2 / 10Esto se debe a que se producen acumulaciones anormales de proteínas que forman placas de amiloides y ovillos de tau en el cerebro, con consecuente muerte neuronal. En las primeras fases de la enfermedad, estos cambios cerebrales son de las áreas de la memoria (hipocampo y corteza entorrinal) y van afectando a más áreas cerebrales con la progresión de la enfermedad.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, representando aproximadamente el 60-70 % de todos los casos de demencia. A nivel mundial, se estima que alrededor de 50 millones de personas viven con demencia, y se proyecta que este número podría triplicarse para el año 2050 debido al envejecimiento de la población.
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3 / 10Causas:
Hay varios factores biológicos y genéticos que causan la enfermedad de Alzheimer, y también hay un riesgo relacionado con el estilo de vida. Actualmente, no se habla de una causa única, ya que se ha en personas diagnosticadas de enfermedad de Alzheimer pueden existir más alteraciones biológicas que desencadenan la enfermedad. Además, los patrones de alteraciones, tanto biológicas como neuroanatómicas, son variables y cambiantes a lo largo de la enfermedad.
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4 / 10Se conocen factores genéticos que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad, como por ejemplo tener más alelos del gen de la apolipoproteína E (APOE4). Los factores genéticos que tienen una relación más directa con la enfermedad son los casos de inicio temprano (antes de los 65 años) que representan menos del 10 % de todas las personas con Alzheimer.
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5 / 10También existen factores más relacionados con los hábitos y estilo de vida que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad. Un informe de 2024 de la comisión Lancet sobre demencia recoge los siguientes: bajo nivel de estudios, hipertensión, pérdida de audición, consumo de tabaco y alcohol, obesidad, depresión, actividad física y social reducida, diabetes y exposición a contaminantes ambientales, entre otros.
El dato interesante es que estos factores son responsables del 40% del riesgo de desarrollar demencias y que son modificables. Es decir, cambios de estilo de vida en la población podrían reducir sensiblemente la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer.
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6 / 10Síntomas:
Siendo una enfermedad neurológica, los síntomas más frecuentes son de la cognición, especialmente de la memoria. Las personas tienen dificultad para retener nueva información, como recordar eventos o conversaciones recientes.
Aunque la memoria tiende a deteriorarse con la edad, en el caso de la enfermedad de Alzheimer, el olvido es más frecuente, y comienza a olvidarse lo que les acaban de decir, lo más reciente, no lo más antiguo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que hay variabilidad en la sintomatología cognitiva y varios dominios cognitivos pueden estar afectados simultáneamente, así como también puede iniciarse con una alteración del comportamiento o con aparición de sintomatología depresiva.
Si bien en la etapa preclínica de la enfermedad, conocida como Deterioro Cognitivo Leve (DCL), los pacientes presentan déficits cognitivos, que implican dificultades puntuales en tareas complejas, o con una frecuencia de los problemas que va en aumento, pero sin una alteración recurrente en actividades de la vida diaria. Este impacto de los déficits cognitivos en las actividades de la vida diaria suele ser determinante para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer.
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7 / 10La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer suele ser más alta en mujeres que en hombres. Una de las razones que explica esta diferencia radica en el hecho de que las mujeres suelen vivir más tiempo que los hombres y, dado que la edad es el mayor factor de riesgo para el Alzheimer, una mayor esperanza de vida puede contribuir a la mayor prevalencia en mujeres.
Sin embargo, los estudios epidemiológicos contemplan otros factores explicativos de las diferencias entre hombres y mujeres, como los hormonales, genéticos y socioculturales. Por ejemplo, los cambios hormonales que ocurren durante la menopausia pueden influir en el riesgo de desarrollar Alzheimer. Entre los factores socioculturales, las diferencias en el acceso a la educación, que es uno de los factores protectores contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, también pueden jugar un papel importante.
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8 / 10El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer involucra una evaluación multidimensional que incluye a profesionales de neurología y neuropsicología. Los cambios cognitivos, conductuales y emocionales que preceden al diagnóstico son progresivos e insidiosos, por lo que es crucial recopilar toda la información con la ayuda de familiares.
El neurólogo puede emplear pruebas de neuroimagen, como resonancia magnética, para objetivar la presencia de alteraciones cerebrales compatibles con la enfermedad de Alzheimer. Cuando están disponibles, las pruebas de biomarcadores líquidos determinan los niveles de tau y beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo, lo que ayuda a corroborar el diagnóstico, pero es un tipo de pruebas que actualmente no se realizan en todas las personas, pero con la evolución que comentábamos de los biomarcadores en sangre, seguramente será una prueba futura que ayude al diagnóstico.
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9 / 10Intervención médica:
La intervención cognitiva puede ser de varios tipos: desde un programa de intervención personalizada de rehabilitación cognitiva y entrenamiento cognitivo que se realizan en diversas entidades, donde el abordaje es más general y no personalizado, hasta programas de estimulación cognitiva de manera grupal.
Si bien ambas intervenciones son compatibles entre ellas, pero no tienen la misma carga cognitiva y, por tanto, no harán el mismo trabajo. Por poner un ejemplo más sencillo, no es lo mismo ir al gimnasio y tener tu propio entrenador personal que te conoce, te anima y trabajáis con unos objetivos, que ir al gimnasio por tu cuenta a hacer un poco de ejercicio, o ir a una clase de gimnasia de mantenimiento.
Cada programa es para una persona, pero en función de las necesidades y del momento de la enfermedad será necesario un abordaje más individual y con una carga cognitiva más elevada, y en otros momentos más avanzados de la EA una carga cognitiva “más suave” (vista desde fuera, ya que para el cerebro supone un esfuerzo igual o superior), ya que los objetivos habrán cambiado.
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10 / 10Lo importante es cuidar y ayudar a ambas personas. El binomio persona-cuidador/a que siempre explica Inmaculada Fernández, directora de la Asociación de Familiares de personas con Alzheimer y otras demencias de Barcelona (AFAB), es una relación real, y que ambos necesitan una ayuda y un soporte durante el continuo de la enfermedad, y cuando la persona que cuida ya no está.
odo esto hace necesario, no solo investigar sobre el desarrollo de la enfermedad, sino sobre nuevas formas de ayudar a la persona diagnosticada, desde los primeros momentos, y también al familiar, con una atención personalizada y de igual manera y proporción en función del avance de la enfermedad y de las necesidades de la propia persona como cuidador o cuidadora.