Murió sin cumplir su sueño: el último deseo de Matta Ballesteros
La solicitud, según explicaron sus representantes legales, fue enviada con la esperanza de cumplir un anhelo que el hondureño había expresado repetidas veces durante sus últimos años de encierro
- Actualizado: 31 de octubre de 2025 a las 08:11 -
El último deseo de Juan Ramón Matta Ballesteros, uno de los narcotraficantes más conocidos en la historia de Honduras, fue rechazada poco antes de su muerte. Así lo revelaron sus abogados, quienes lamentaron el rechazo al ruego de Matta Ballesteros.
La solicitud, según explicaron sus representantes legales, fue enviada con la esperanza de cumplir un anhelo que el hondureño había expresado repetidas veces durante sus últimos años de encierro. Sin embargo, la respuesta llegó tarde.
Matta Ballesteros, quien cumplía una condena en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos, falleció sin poder ver cumplido ese último deseo. La noticia fue confirmada este jueves 30 de octubre de 2025 por su abogado Marlon Duarte, quien detalló que el deceso ocurrió a los 80 años de edad.
En declaraciones a medios nacionales, el abogado Óscar Cálix reveló cuál fue esa última petición: “Venir a Honduras, conocer a sus nietos y pasar sus últimos días con sus hijos”.
“Nos pedían documentos apostillados, a pesar de que ya habíamos entregado todo lo necesario”, relató Cálix. “Esos papeles llegaron hoy mismo a Estados Unidos, pero ya fue demasiado tarde”.
De acuerdo con el informe médico compartido por su defensa, Matta enfrentaba un cuadro clínico severo: insuficiencia cardíaca congestiva, demencia tipo Alzheimer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), además de ceguera parcial, úlceras infectadas y cáncer de próstata en etapa avanzada.
Con un historial delictivo que marcó varias décadas, Matta Ballesteros fue condenado en 1990 por un tribunal estadounidense por conspiración, tráfico de drogas y dirección de una organización criminal. Su nombre quedó inscrito entre los grandes capos del narcotráfico latinoamericano.
Nacido el 12 de enero de 1945 en Tegucigalpa, se le atribuye haber tejido una red de contactos que facilitó el paso de cocaína desde Sudamérica hacia Estados Unidos, utilizando Centroamérica como punto clave de tránsito durante las décadas de 1970 y 1980.
La historia de Matta Ballesteros también está marcada por su presunta participación en el secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985, en Guadalajara, México. Aunque nunca fue señalado como autor directo, los fiscales estadounidenses lo acusaron de colaborar con los responsables.
Su captura, el 5 de abril de 1988, fue uno de los operativos más polémicos en la historia reciente de Honduras. Agentes de la DEA, con apoyo de autoridades locales, lo arrestaron en Tegucigalpa y lo trasladaron extrajudicialmente primero a República Dominicana y luego a Estados Unidos, sin orden judicial ni proceso de extradición.
El abogado añadió que la familia está realizando los trámites correspondientes para trasladar el cuerpo a Honduras, pues el propio Matta había expresado su deseo de ser enterrado junto a su madre.
Con su muerte, llega a su fin una de las historias más comentadas del narcotráfico centroamericano. Sin embargo, la revelación de su último deseo, uno que no pudo cumplir, deja abierta una