Luego de algunas horas, Imelda Garza Tuñón decidió bajar al cuarto para despertarlo. Sin embargo, se percató que pasaba algo malo. “Le fui a tocar la puerta, no me contestó, abrí y vi como que estaba dormido, porque estaba en posición de dormido, las piernas incluso las tenía cruzadas como él dormía, no había nada diferente. Lo toqué de la pierna para moverlo y para tratar de despertarlo y sentí que la pierna estaba como muy fría, entonces prendí la luz y vi que tenía la boca morada”.