“Tenía cuatro porque dividía a las mujeres por continentes. Una locura. Nosotros éramos amigos por aquel entonces, pero yo ya empecé a operar. Uno de los teléfonos era el bueno, al que le llamaban los directivos; y los otros, de las mujeres donde tenía todos los ‘gatos’. Miré para un lado, miré para otro y se los tiré al agua. Más tarde, empieza a levantar todas las colchonetas de barco y a buscar los teléfonos. Yo buscaba también, más que nadie, pero desaparecieron”, termina entre risas Wanda Nara