Guatemala celebró a lo grande su pase al Mundial de Indonesia 2023 tras eliminar a México en los cuartos de final. El llanto del equipo tricolor fue insaciable. El color y ambiente que se vivió en el Olímpico fue colorido.
La afición de Guatemala hizo el viaje a territorio catracho para ser parte de la historia de los suyos. La banderas chapinas estuvieron presentes en el estadio Olímpico.
La familia del mediocampista, Salvador Mariscal, llegó al coloso sampedrano para apoyar al jugador del Santos Laguna.
Arquimides Ordoñez pusó a soñar a un país entero tras su gol al minuto 39. La locura de los centroamericanos se desbordó.
Pero... Esteban Lozano igualó el partido al 74’ y el sueño de estar en Indonesia 2024 estaba en el aire.
Luego de persistir el empate durante los tiempos extras, llegaron los penales y esta postal refleja el momento exacto en el que Guatemala clasificó a su segundo mundial en la categoría.
Jorge Eduardo Moreno sacó sus reflejos felinos y tapó cuatro penales, uno en el tiempo regular y tres en la tanda penalera. Un héroe sin capa.
El formado en las inferiores del Comunicaciones se llevó todas las felicitaciones y sus compañeros corrieron a abrazarlo.
El llanto de felicidad no podía faltar en los jóvenes chapines tras conseguir su boleto al segundo mundial Sub-20 en su historia futbolistica.
Una fiesta se armó en el estadio Olímpico Metropolitano luego de que Moreno tapara el quinto penal mexicano.
El júbilo de los 20 futbolistas guatemaltecos y el cuerpo técnico era festivo en el feudo del estadio sampedrano.
Guatemala enfrentará a República Dominicana el viernes a las 4:00 pm en las semifinales del Premundial Sub-20.
El ganador de esa llave clasificará a los Juegos Olímpicos de París 2024 y a la final del certamen.
La otra cara de la moneda no es nada agradable para los mexicanos.
Desplomados en el verde césped del Olímpico tras el fracaso de quedarse en los cuartos de final.
Es la primera vez que una selección de México en esta categoría no va al mundual desde 2008.
El cuerpo técnico de los aztecas consolaban a sus dirigidos que no podían creer lo sucedido.