Un día como hoy en 1971 el programa mexicano 'El chavo del 8' transmite su primer episodio. Conoce algunos datos curiosos de sus personajes.
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Se llama “Chavo del Ocho” porque en el año de 1971 este programa se transmitía por Canal 8 de México; fue tanto el éxito del programa, que este paso a otro canal de más nombre y Chespirito tuvo que buscar alguna excusa para el “8” por lo que inventó que el Chavo vivía en el departamento número 8, de ahí su nombre.
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Ramón Valdez según dicen sus conocidos, era muy parecido al personaje que vemos en las pantallas. Gustaba de llevar ropa cómoda, era gruñón e incluso muchas de las frases que utilizaba en la serie eran parte de su vocabulario cotidiano. Así, tal vez muchos de nosotros conocimos realmente a ese gran hombre que nos hizo reír por años y que lo sigue haciendo. Un cáncer de pulmón acabó con la vida de este gran hombre el 9 de Agosto de 1988 a la edad de 65 años.// arte Roberto Bizama
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Cuando don Ramón Valdés murió, Angelines Fernández (La bruja del 71), estuvo dos horas de pie junto al ataúd de Ramón. En todo el velorio decía: “Mi rorro, mi rorro”. Ellos grandes y se querían mucho.
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En 1971, Chespirito le dijo a Carlos Villagrán que escogiera un traje de niño porque iba a hacer el personaje de “Quico”, y Carlos encontró el traje de marinerito, pero como no quería parecerse a “Chabelo”, se puso una gorrita y fue con Chespirito a preguntarle que como quería que le hablara: Con o sin los cachetes inflados, a lo que Roberto prefirió con los cachetes inflados.
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En 1973 se dio el retiro momentáneo de María Antonieta de las Nieves del elenco del Chavo del Ocho, ya que decidió irse a trabajar a Canal 13 de México, en un programa de variedades que ella misma conducía y que se llamaba “Pampa Pipiltzin”. No tuvo mucho éxito y regresó con Chespirito.
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Un día Pelé -¡sí! el jugador de fútbol- llamo a Roberto Gómez por teléfono para hacer la película de “El Chavo”, pero Roberto no quiso llevar este personaje al cine.
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Cuenta Carlos Villagrán, que él y Ramón Valdés tenían gran amistad, que Ramón estando muy mal de salud en un hospital conservaba aún su humor. Carlos Villagrán le dijo: “Nos vemos allá arriba en el cielo” y Ramón Valdés contestó: “No te hagas el loco, allá abajo en el infierno”.
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Las primeras historietas del Chavo y Chapulín Colorado, fueron impresas el sábado 30 de mayo de 1974 en México. Estas historietas, en primera instancia eran escritas por Chespirito pero más tarde por su hermano, Horacio Gómez. Roberto Gómez también escribió historietas del Dr. Chapatín, y de los Caquitos (El Chómpiras y el Botija). Años más tarde fueron distribuidas en Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
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El barril de “El chavo del ocho”, el cual pasó de largo por muchos años, fue comprado por una empresa española, según medios mexicanos el valor de la transacción ronda los 92 millones de pesos mexicanos, dinero que fue donado a la asociación mexicana de la lucha contra el cáncer.
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El Chavo del 8 se siguió transmitiendo ininterrumpidamente a través de la década de los 80 y 90, pero sus últimos años vieron una paulatina pérdida de su calidad original y de su audiencia. De hecho, la gran mayoría de los capítulos que se retransmiten en Latinoamérica corresponden a los programas de los 70 e inicios de los 80, cuando estaba en su cúspide de popularidad.
Hacia principios de los 90 varios protagonistas del elenco salen del programa por problemas de salud (Raul Padilla, Angelines Fernandez, Edgar Vivar), las escenas se vuelven lentas y el humor es más léxico que visual. El avejentamiento evidente de Roberto Gómez, de casi 70 años en esa época, no lo hacen apropiado para continuar con el papel, por lo que los cámaras evitan tomas cercanas y reducen los capítulos a espacios dentro del programa semanal “Chespirito”.
El último capítulo grabado fue en 1995, con lo que se cierra la historia de uno de los programas más trascendentales de la televisión humorística latinoamericana. Con él, Roberto Gómez cancela todos sus personajes protagonizados por el mismo, para dedicarse a ser productor, escritor y actor de teatro.