No resulta para nada difícil describir a Russell Crowe, gracias a la ayuda de sus propias películas: Como un “Gladiador” de Hollywood y una “Mente brillante” supo conservar una vida personal “Confidencial” en Los Ángeles, como fiel “Maestro y comandante” de su vida, desde el “Lejano mundo” de Australia. Y como alguien que siempre se reveló a la moderna política de los medios, tiene sentido que estrene en cine una versión propia del origen de Robin Hood, prometiendo un éxito por adelantado, con el estreno mundial que abrió el prestigioso Festival de Cannes, en Francia.
¿No es curioso que hayan elegido un lugar como Cannes para el estreno mundial de una nueva historia de “Robin Hood”, donde los franceses aparecen como los malos de la película?
Si lo tomamos desde el punto de vista histórico, teniendo en cuenta que Estados Unidos financió la producción, en la película, se habla bastante francés y también hay muchos personajes franceses. Además, cuenta una simple verdad: Ricardo Corazón de León nunca volvió a Inglaterra y es cierto que un cocinero francés lo mató de un flechazo. Históricamente es importante y por eso, tiene sentido estrenar la película en el Festival de Cannes.
¿Quiere decir que mezclaron hechos reales con la ficción de “Robin Hood”?
Era necesario, para lograr la curiosidad de la gente. Habíamos logrado algo parecido con “Gladiator”, donde los hechos históricos dieron la sensación que todo era real. Creo que es lo mismo, con “Robin Hood”. La gente va a ver el reinado del Rey Ricardo y el cambio revolucionario que también motivó a Robin. Al Rey, lo matamos en la primera escena, nos lo sacamos de encima. Y a los fans de las versiones anteriores de Robin Hood, les da una idea que buscamos un juego completamente diferente. Necesitábamos ese campo fértil, para encontrar la rebeldía de un héroe.
La gran diferencia con su nueva versión de “Robin Hood” es que muestra el principio de la historia ¿Siempre fue la idea original? ¿Nunca pensaron en mantener la clásica historia que no muestran, del rebelde que roba a los ricos para darle a los pobres?
Pasamos muchas, pero muchas horas discutiendo, hasta que decidimos empezar con la historia desde el principio, nunca fue el concepto original, fue algo que surgió con el paso del tiempo. Yo estaba en mi camerino de “American gangster”, cuando Brian Glazer vino a plantearme si me parecía un buen momento para hacer una nueva película sobre “Robin Hood”. Enseguida, tuve una reacción positiva. Quería hacerla, “Sí, hagámosla”, le dije. Recién después empezamos a hablar con Ridley (Scott, el mismo director de “Gladiator”). Cada uno empezó a investigar sobre el tema y cuando nos juntamos, discutimos la historia que podíamos hacer. Para cuando terminamos, teníamos una película de siete horas y media.
¿Entre las siete horas y media de esa idea, también estaba la escena donde Lady Marian o Cate Blanchett desviste a “Robin Hood”?
Sí, hablamos sobre el tiempo que tenía que llevarle para desencadenarse la ropa. Quisimos buscar la forma de mostrarlo, mientras tratábamos que el personaje de Lady Marian cruce la barrera que nunca antes había cruzado. Así como suena algo tan simple, para aquella época, era algo casi imposible; no podía desvestirse sin la ayuda de alguien. Y es perfecto, porque coloca a Marian en un momento muy íntimo para la historia.
¿Qué quedó de la idea original de siete horas?
Hasta cierto punto, planteamos dos claras opciones: podíamos cambiar la visión, que tampoco iba a funcionar con un director como Ridley Scott o podíamos empezar desde el principio y ver cómo seguía la historia, naturalmente. Y eso fue lo que hicimos.
¿Sabe exactamente cuántas películas sobre “Robin Hood” se hicieron antes que usted, además de las versiones populares de Kevin Costner y Earl Flynn?
Son más de cincuenta, seguro. En total creo que hubo 70 producciones, pero la mayoría son completas basuras y por eso me gustó hacer otra. El mejor record lo tiene Sean Connery porque su hijo también protagonizó una versión y apuesto que el nieto hará la suya en algún momento (Ríe). Pero mi satisfacción es que ninguna de las películas muestra las motivaciones de “Robin Hood”.
¿Cuáles son esas motivaciones exactamente?
Fíjate que en esa época, los ingleses no viajaban más de 30 kilómetros del lugar donde habían nacido. Y con las Cruzadas, este hombre marchó desde el sur de Francia hasta Palestina y volvió. Tiene experiencia sobre todos los imperios de aquella época. Vio el control de la Iglesia en Italia, la democracia en Grecia. Y cuando volvió a su propio país, al ver tanta pobreza, me parece un buen comienzo de la historia. Además, hay otras dos claras motivaciones: quiere que una mujer se enamore de él y descubre la historia de su padre, quiere proteger su legado. Son motivaciones claras, muy comprensibles.
¿Y es cierto aquel rumor, que en algún momento pensó en interpretar el rol del Sheriff de Nottingham, además de “Robin Hood”?
Sí. En el momento en que veníamos planteando las ideas para la película, pensamos que Robin podía hacerse pasar por otra persona, todo el tiempo. De ahí surgieron los múltiples roles. Pero nos decidimos por la arrogante idea de tomar la perspectiva, que todo lo que se piensa sobre “Robin Hood”, es realmente un error.
¿También aparece usted como el productor de la película? ¿Cómo es que decidió pasar del otro lado de la cámara?
Bueno, ya van cuatro películas que hacemos con (el productor) Brian Grazer y trabajamos muy bien, juntos. Siempre tuve buenas experiencias con él. Pero yo no fui el que tomó la decisión de ser el productor de “Robin Hood”, es algo que vino del estudio y francamente, es muy simple: Universal Studios necesitaba alguien más a quien culpar (Ríe).
¿Si “Robin Hood” existiese hoy, cree que atacaría primero a los políticos o Wall Street?
Lo gracioso de “Robin Hood” es que extrañamente, todos tenemos algo de él, en nuestros corazones. Todos esperamos que alguien se levante y cambie algo, para bien. Van varios que me preguntan si hoy en día, “Robin Hood” se tiraría en contra de la economía o Wall Street y las enormes sumas de dinero que la gente se guarda. Y mi teoría es que “Robin Hood”, si hoy estuviese vivo, le prestaría atención al monopolio de los medios (de comunicación), como el más grande enemigo.
Muchos piensan que Russell Crowe es tan australiano como Hugh Jackman o Nicole Kidman, pero él es el primero en desmentirlo “Nací en Nueva Zelandia”, un 7 de abril de 1964. Recién a los cuatro años se mudó a Australia, gracias al cine, cuando sus padres crearon una compañía de catering para alimentar al mundo del espectáculo, en medio de los ocupados rodajes. El abuelo también había sido cinematógrafo y cuando produjo el programa de TV “Spyforce”, le dio el primer trabajo como actor al jovencito Russell.
La música después se convirtió en pasión y con el seudónimo de Russ Le Roq, combinó ambos gustos componiendo la canción “Sólo quiero ser como Marlon Brando”. Al menos se convirtió en cierto estilo de Brando australiano, cuando la Asociación de Cine local lo premió como Mejor Actor por la película “Romper stomper”. A Sharon Stone le gustó tanto, que incluso lo pidió especialmente, para la película “The quick and the dead”, el mismo año que además apareció con Denzel Washington en “Virtuosity”. Las puertas de Hollywood se habían abierto y supo aprovecharlo al máximo, cuando en tan poco tiempo, participó en cinco producciones que fueron nominadas al óscar como Mejor Película: “L.A. Confidential”, “The insider”, “Gladiator”, “A beautiful mind” y “Master and commander: the far dide of the world”, donde además, él mismo recibió tres nominaciones, ganando el óscar con su rol de “Gladiador”.
Con semejante logro, Peter Jackson le ofreció el papel que hizo famoso a Viggo Mortensen en “Lord of the Rings”, pero Russell lo rechazó igual que el rol de “Wolverine en “X men” y el de Alejandro Magno en la película “Alexander” de Oliver Stone.
Con la película “Proof of life” se ganó otro estilo de fama, al ponerse de novio con Meg Ryan, cuando ella todavía estaba casada con Dennis Quaid. Hasta lo señalaron a Russell, como el gran culpable del divorcio entre Nicole Kidman y Tom Cruise, aunque ellos aseguren que sólo hubo una amistad que al día de hoy todavía comparten. La mala reputación también fue desvaneciéndose, cuando demostró que había sentado cabeza, casándose en abril del 2003, con la ex novia Danielle Spencer (se habían conocido con la película “The crossing”, en el ’89). Y Russell Crowe incluso se alejó de Hollywood, volviendo a Australia, para interpretar un mejor papel de padre de sus dos hermosos hijos, Charles (6) y Tennyson (3).
En una parte de la película, usted dice que no sabe bien lo que significa una relación entre padre e hijo ¿Cómo es en la realidad? ¿No hay ninguna relación entre sus hijos, usted y el cine?
Mi hijo mayor, Charlie, está obsesionado con “Indiana Jones”. Hasta cierto punto me parece magnífico pero estoy cansado que critique mis habilidades. Está seguro que Harrison Ford es mejor que yo en lo que hace. A lo mejor, tiene razón, pero no es algo que me gusta escuchar.
¿Cree que sus hijos vayan a seguir sus pasos como actor, algún día?
No lo sé. El otro día me senté a hablar con los dos y les pregunté qué quieren ser cuando sean grandes. Y Charlie, en un tiempo quería ser paleontólogo. Después quiso ser escritor y en algún momento que vio una película infantil que no le gustaba, aseguró que él iba a hacer películas mejores. Todo lo critica... Pero el otro día, dijo que quiere ser chef. Y me pareció bien, porque mis padres y la madre de mi esposa se dedicaban al servicio de catering. Lo gracioso fue el más chiquito de tres años y medio que al preguntarle lo que quería ser, dijo “Un perro, un perro malo” (Risas).