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'Necesitaba volver a mis raíces”: Javier Bardem

  • 05 febrero 2011 /

Mientras millones de actores fantasean con ganar un óscar, Javier Bardem ya cumplió ese sueño, desde que se convirtió en el primer actor español que volvió a casa con semejante trofeo, gracias a la película “No country for old men”.

Mientras millones de actores fantasean con ganar un óscar, Javier Bardem ya cumplió ese sueño, desde que se convirtió en el primer actor español que volvió a casa con semejante trofeo, gracias a la película “No country for old men”.

Hasta le consiguió parejita al óscar, si tomamos en cuenta la misma estatuilla que después ganó Penélope Cruz, con la película “Vicky Cristina Barcelona”. Y mientras Penélope volvió a recibir una nueva nominación el año pasado, por la película “Nine”, ahora le toca el turno a Javier, con otra nominación como Mejor Actor para el próximo óscar por la película “Biutiful” que además, está nominada como Mejor Película Extranjera.

¿Con la posibilidad de ganar un segundo óscar podemos decir que es el actor español con más éxito y reconocimiento internacional?

Es una frase bastante larga, pero suena bien.

¿Ya pasó los 40 años?

Tengo 41.

¿Y cómo imagina el resto de su vida, al darse cuenta de todo lo que consiguió en el ámbito profesional y personal?

No sé por qué hago todo esto. Tendré que hablar del tema con mi terapeuta. Déjame llamarlo y te contesto. En realidad, si llegué hasta aquí es porque he tratado de trabajar lo suficientemente bien como para saber que también he hecho muy malas películas,interpretaciones horribles. Algunas pudieron ser buenas, pero lo cierto es que tuve muchísima gente genial en España que me brindó su confianza y es algo que no se puede buscar. Sucede o no sucede. Sólo espero conseguir la misma confianza, en el futuro, porque al final, es lo que cuenta. No importa las veces que toques a la puerta, no es algo que se pueda buscar.

Con la actuación en la sangre, Javier Bardem es el más joven de una familia de actores. El abuelo Rafael Bardem ya había hecho más de 100 películas y la madre Pilar Bardem, otras 30, cuando “Javi” había debutado en “El Pícaro”, con apenas cinco años, siendo todavía muy chico para elegir la carrera profesional. También jugó al rugby con el equipo CR Liceo Francés de Madrid, antes de estudiar Pintura en la Escuela de Artes y Oficios, mientras en la adolescencia trabajaba en varios programas de televisión o salía de giras con algunas obras de teatro.

“Como todos los actores del mundo, he trabajado como camarero. También dibujando en revistas, haciendo dibujos y caricaturas en la calle”, nos contó personalmente “he trabajado en la construcción, como obrero, poniendo ladrillos. He trabajado en seguridad, en la puerta y escenarios de conciertos de música Rock N Roll, al aire libre. También como ayudante de pastelería. He hecho muchas cosas”. Claro que la actuación terminó siendo su mejor especialidad, cuando llamó la atención como un verdadero símbolo sexual, al lado de Penélope Cruz, cuando juntos protagonizaron la película “Jamón Jamón”.

El reconocimiento internacional llegó más tarde, con la película “Before night fall” sobre la vida del cubano poeta homosexual Reinaldo Arenas y una historia con la que Javier Bardem consiguió lo que ni siquiera Antonio Banderas o Andy García habían logrado: una nominación al óscar, la primera para un actor español. “Hasta Al Pacino me llamó un día, a las tres de la madrugada, para decirme que le había gustado la película. Y para mí, Pacino es un Dios. Esa llamada me impresionó mucho, me quedé temblando”.

Y aunque aquella vez, Russell Crowe terminó ganando el óscar por la película “Gladiator” (el mismo año que también perdió Tom Hanks por “Cast away” y Ed Harris con “Pollock”), Javier cumplió el imposible sueño, ocho años después, cuando finalmente ganó el premio más deseado de Hollywood, con la película “No country for old men”. Siendo el favorito de la noche, Javier también había ganado más de 15 premios por el mismo personaje, incluyendo el Festival Internacional de Toronto, el Globo de Oro y el reconocimiento del Sindicato de Actores, donde él mismo remarcó: “mis abuelos habían sido actores en los tiempos en que no permitían enterrarlos en tierra sagrada porque eran considerados homosexuales o prostitutas. He recorrido un largo camino para llegar hasta aquí y es algo que los actores deberíamos aplaudir”. El año pasado, bien pudo haber repetido la misma experiencia que tuvo Penélope Cruz, cuando ella también recibió otra nominación al óscar, por la película “Nine” donde Javier Bardem justamente había estado involucrado, en un principio... aunque nunca apareció en el cine.

¿Qué pasó realmente con la película “Nine”? ¿Es verdad que abandonó el rodaje después de los ensayos?

No es cierto. Yo nunca he dejado el rodaje de la película “Nine” y quiero que lo escribas. Rob Marshall es un ángel, trabaja durísimo. Jesús! Es uno de los hombres más dulces de la tierra, uno de los profesionales más increíbles que he conocido. Lo cierto es que confió en mí y se suponía que íbamos a hacerlo, pero yo fui el que no pudo. Él lo entendió y respetó que después de la fama del óscar, yo estaba cansado y necesitaba volver a una película en español.


¿Y se dio el lujo de dejar atrás otra oportunidad para el óscar con el rol de Guido Contini que terminó interpretando Daniel Day Lewis en la película “Nine”?

Después de “No country for old men”, necesitaba volver a mis raíces, para explorar mi propio idioma. Y Rob Marshall lo sabía, lo respetó y me apoyó. Siempre se lo voy a agradecer. No tiene nada que ver con abandonos ni ningún adiós. Era más fácil así. Fue como dos personas que quieren ir al teatro y los dos quieren pasarla juntos, pero uno de ellos no puede, aunque lo quiera. Antes de saltar a algo como “Nine”, yo tenía que ir a otro lugar.


¿Se nota la gran diferencia entre las películas que se hacen por dinero o por razones artísticas que merecen un premio óscar?

No sé como responderte. Yo nunca lo sé. Felicitaciones por la pregunta original. (Risas) sólo bromeo. Pongámoslo así: Por lo general, las películas que me gustan son las que no me pagan nada. Aquéllas que me vuelven loco, no me pagan lo que me gustaría que me paguen. Pero en verdad, no me importa. Nunca me importó porque sé que tengo trabajo, vivo bien. No tengo un estilo de vida lujoso, no lo necesito. Puedo comer, tengo un buen techo. Es mucho más de lo que puede pedir un hombre de cuarenta años que ha visto gente que pasa por circunstancias mucho peores. Y que me paguen por hacer lo que me gusta, es suficiente. Quiero decir que quiero que me paguen, aunque algunas películas no pagan nada.

¿La primera nominación al óscar con “Before night falls” es un buen ejemplo?

Sí, pero era lógico. Estaba haciendo una película donde el gran Julián Schnabel, mi gran amigo, me había dado toda su confianza, pero el resto se preguntaba quién era yo. Hay ciertas cosas que valen mucho más que el dinero. Y lo que él hizo ha sido increíblemente valioso.


En el 2010, lo vimos por partida doble, con la superproducción de Hollywood “Eat Pray Love” con Julia Roberts, además del nuevo rol nominado al óscar con un cine mucho más independiente de “Biutiful”. ¿Cuál llegó primero?

Seis meses después de “Biutiful”, mi representante me había dicho “hay una posibilidad de hacer algo en Bali con Julia Roberts”. Y enseguida dije “Vamos”. El director me preguntó si me había gustado el guión y yo no sabía nada, sólo quería saber cuándo empezaba el rodaje. Quería estar en un lugar donde pudiera estirar mis músculos y decir “Ya, volví, estoy de vuelta”.

¿Sabiendo que Alejandro González Iñárritu había pensado específicamente en usted, cuando escribió el guión de la película “Biutiful”... fue mucho más difícil rechazarla?

No, realmente no, porque es un hombre inteligente y me dijo “Escribí esto para ti, pero puedes rechazarlo si no te interesa”.

¿No se sintió para nada presionado?

No, de verdad, no. Me sentí gratificado, porque me gusta su trabajo y yo siempre le había pedido que hiciéramos algo. Y cuando lo hizo, quise leerlo, estaba ansioso y me sentí honrado, pero perfectamente pude haberle dicho que no podía hacer la película y también lo hubiera respetado.

Justamente, con el estreno de la película “Biutiful” en Estados Unidos, ya se hablaba de la gran posibilidad de que Javier Bardem volviera a ser nominado al óscar. Y finalmente se cumplió gracias a la impecable representación de un excelente padre que hace lo imposible por criar a sus hijos, sin la ayuda de la madre, sabiendo que además le queda poco tiempo de vida. Y teniendo en cuenta que Javier Bardem también está estrenando el verdadero rol de padre, con el bebé de Penélope Cruz, la presión llega por partida doble.

¿Qué mensaje destaca la nominación al óscar detrás de tantos sufrimientos en la película “Biutiful” con la agonía de su personaje, los abusos infantiles y el asesinato de inmigrantes ilegales?

Pienso que la película no es un drama, es una tragedia, como las tragedias griegas, donde las entidades divinas llegan a la obra de teatro para recordarle a los seres humanos lo débiles que son, tirándoles toda clase de desastres que puedan controlar. Aquí no hay dioses.

Pero la muerte es la que aparece en el principio, diciendo “Te voy a dar tres meses para que te des cuenta quién eres”. Lo pone delante de un espejo. Todos los que ven esta película, vuelven a su casa para abrazar a sus familiares y sus hijos. Es algo bueno. Prefiero este estilo de cine que una película donde todos los cerebros explotan. Creo que ese mensaje es el equivocado y el nuestro es mucho mejor.

¿Es inevitable sufrir en primera persona como el personaje de la película? ¿Hasta qué punto diferencia la realidad con la ficción?

No hay forma de tratarlo. Lejos, (Biutiful) es el rol más difícil de mi vida. No sé si voy a poder hacer algo así, otra vez. No es posible vivir psicológicamente, así, por cinco meses. Es mi trabajo, pero también es mi trabajo saber llegar y salir de ese nivel emocional. Si vuelvo veinte años atrás, a mis clases de actuación, es algo que discutimos bastante con mi maestro. Supongo que aprendí a llegar, pero todavía trato de descubrir como salirme en una forma saludable, porque es un proceso creativo. Esto no es como las matemáticas, dependen muchas cosas, depende el estado emocional del momento, la gente que nos rodea y el material con el que trabajamos. Todo eso, combinado, bien puede explotar y así fue conmigo, pero aquí estoy, saludable, hablando a la distancia. Y es bueno.

¿Qué fue lo primero que hizo cuando terminó el rodaje?

Comer, porque había pasado tres meses comiendo ensaladas. Te diría que me llevó tiempo darme cuenta que me había independizado de la película, porque meses después, mi organismo todavía le pertenecía más al personaje que a mí. Me llevó tiempo verlo desde afuera y decir “eso que siento físicamente ya no es mío. Es de él, adiós”.

EUA, Washington, Javier Bardem, entevista¿Siempre es tan perfeccionista?

El director González Iñárritu dijo que usted es como dos perfeccionistas neuróticos que nunca están satisfechos.
Bien, empecemos la fiesta...

Dijo que el rodaje fue muy difícil, porque a veces usted necesitaba cuarenta tomas. ¿Semejante perfección lo hace tan feliz?

(Ríe) No, por supuesto que no, pero desde el momento que leí el guión, conociendo a Alejandro (Iñarritu), sabía que íbamos a tener un viaje muy difícil, porque él te propone una experiencia de vida, en vez de un trabajo. Ésta no es una película donde sólo tenía que llegar al estudio, decir mi diálogo, mostrar algún gesto y volver a casa. Por eso lo leí tres o cuatro veces, antes de aceptar. Fueron cinco meses, con doce o catorce horas diarias, con un hombre que le encanta hacer veinte tomas distintas. En una escena, por ejemplo, cuando el doctor me dice que tengo cáncer, fue al segundo día del rodaje y la filmamos todo el día. Creo que la cubrimos desde cuatro o cinco ángulos. Y supongo que hicimos la misma escena, cien veces. Fue una locura.

¿Lograr semejante rodaje en España también era importante?

El director había estado no sé cuántos meses antes del rodaje, conociendo gente y lugares reales. Y cuando llegué, yo también me había preparado durante mis propios tres meses. El último, estuve en Barcelona, hablando con la gente, en su lugar, escuchándolos. Por eso creo que la película es tan importante. El cine no cambia al mundo, pero a veces, como en este caso, puede plantear dudas que se puedan debatir en casa. Y eso, es bastante premio.