Amy Winehouse se declaró el miércoles culpable a atacar en estado de ebriedad al gerente de un teatro durante un espectáculo familiar de Navidad y se le ordenó pagar a su víctima una compensación de 300 dólares.
El juez también le otorgó libertad condicional a la cantante, lo que significa que podría evitar más castigos si se mantiene alejada de problemas durante dos años.
“(Eso) puede ser más duro que una multa, porque tendrá que comportarse bien durante los próximos dos años”, le dijo el juez de distrito Peter Crabtree a la cantante, cuyos roces con la ley a menudo han eclipsado su música.
Una multitud de fotógrafos recibió a Winehouse cuando llegó al tribunal de Milton Keynes, 80 kilómetros al norte de Londres.
La cantante de 26 años admitió los cargos de ataque durante una presentación de la pantomima “Cinderella” el 19 de diciembre, estelarizado por Mickey Rooney. La cantante admitió haber ingerido cinco bebidas de vodka con cola esa noche. El público que asiste a las pantomimas británicas es tradicionalmente escandaloso y es animado a gritarle a los actores en el escenario y unirse en las canciones, pero los fiscales dijeron que la conducta de Winehouse fue más allá de la participación usual de la gente.
