Se disputaba la última jornada del campeonato iraní, en el que tres equipos llegaban con opciones al título. Dos de ellos figuraban en primera posición igualados a puntos: el Tractor Sazi (que tenía la mejor diferencia de goles) y Naft Teherán, que se enfrentaban en un duelo directo. Por otro lado, el tercero en discordia, el Sepahan, con un punto menos, jugaba contra un equipo de mitad de tabla.
Si el Tractor Sazi ganaba, se llevaba la liga. Si no conseguía los tres puntos, al Sepahan sólo le valía la victoria para hacerse con el título. El Tractor Sazi cumplía con su parte del plan y ganaba por 3-1 ante Naft Teherán, pero los visitantes anotaron dos goles en los últimos quince minutos para conseguir el empate.
Al final del encuentro, los jugadores y los 90.000 aficionados del Tractor Sazi, colmados en un estadio con una capacidad oficial de 70.000 localidades, explotaron de alegría, convencidos de que el Sepahan había empatado. Todos se unieron a la fiesta. El técnico portugués Toni Oliveira fue abrazado y besado por los hinchas que invadieron el campo, exultantes por el logro obtenido.
Según los reportes de la Agencia de Noticias Iraní (IRNA), en el vestidor del Tractor Sazi entendieron que el partido del Sepehan había quedado empatado 2-2, lo que significaba que el título les pertenecía. Pero la realidad es que el Sepahan se había impuesto por dos goles a cero (2-0) y era el flamante campeón del fútbol iraní.
Cuando la verdad se esparció por las tribunas del estadio Takhti, en Teherán, los hinchas de los 'lobos rojos' que habían viajado hasta allí comenzaron a destrozar todo: graderías, instalaciones, pista atlética.
La cara del técnico portugués demudó a una sin expresión: no podía creer que el título no fuera suyo. 'Fuimos engañados', dijo Oliveira después a los medios.
'Algo muy extraño pasó. Estábamos en el vestuario, viendo los minutos finales del partido del Sepahan y de repente nos quedamos sin señal de televisión y de radio. Para nosotros el partido había quedado 2-2', le dijo a la agencia de noticias iraní el presidente del Naft Tehra, Mansour Ghanbarzadeh.
Los hinchas, que habían invadido la cancha, denunciaron una 'conspiración' contra ellos, por considerar que el gobierno de Irán jamás permitiría que un equipo del norte del país como el Tractor Sazi pudiera coronarse campeón por encima de uno de la capital.
De hecho varios hinchas iniciaron una campaña en internet que llamaron 'Tarjeta roja para Hassan Rouhani', en contra del presidente del país.