Los precitados resultados sugieren que el problema de la calidad educativa trasciende las desigualdades socioeconómicas, planteando un desafío persistente al sistema educativo.
Si lo que se pretende es atemorizarlos, no lograrán su vil propósito: por el contrario, se mantendrán verticales en sus opiniones, sin doblegarse ante el poder, sea este civil o castrense.