Hay quienes, al borde del precipicio de su vida, en lugar de mirar atrás con humildad y construir un puente para quienes vienen detrás, prefieren prolongar.
Jorge, mi hermano menor, y yo desde temprana edad decidimos nuestros futuros vocacionales. Coincidimos en el amor por la política y él llegó a diputado.
Platicaba, la semana pasada, con un pequeño grupo de gente joven sobre el inevitable paso de los años y de cómo una de las cosas que más se echaba de menos.
En su misericordia y soberanía, Dios decidió revelarse al ser humano de varias formas. Una de ellas es a través de sus nombres. En palabras de un autor.
“La virtud es más perseguida por los malos que amada por los buenos”: Miguel de Cervantes. Toda convicción o actitud que le lleva o le permite accionar.