Sin embargo, delante de las pantallas, detrás de los simuladores, dentro de los edificios en los que conservan celosamente los servidores de la famosa “nube”.
Existe un infundado temor, incluso estigma, si visitamos un hospital neuropsiquiátrico, lo que debe ser rechazado de tajo, por cuanto constituye un prejuicio de épocas ya afortunadamente superadas.