“Entré/en la Casa de la Justicia/de mi país/y comprobé/que es un templo/de encantadores de serpientes.../ Y todo/se consuma/bajo esa sensación de ternura que produce el dinero (Roberto Sosa, “La casa de la justicia”). Utilizando el género poético, el gran bardo de nuestra literatura supo captar, en breves palabras, el grado de creciente deterioro de que adolece el Poder Judicial hondureño.