De la mano del presidente Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el FSLN es el favorito para ganar unas elecciones que opositores y defensores de derechos humanos han calificado de “fraudulentas”, a la vez que la Organización de los Estados Americanos , la Unión Europea, y diversos países, han mostrado sus reservas sobre la legitimidad de los resultados.