El cineasta Spike Lee, el movimiento QAnon, las redes sociales o las reuniones de amigos y familiares las mantienen vivas: las teorías de la conspiración sobre el 11-S nunca se han ido, solo han evolucionado y en el vigésimo aniversario de los ataques se mezclan con las conjuras pandémicas.La magnitud y complejidad de unos atentados que causaron 3.000 muertos y derivaron en las guerras de Irak y Afganistán alimentaron un buen número de hipótesis fantasiosas, pero casi todas convergieron en la idea de que el verdadero autor de los ataques no era el grupo terrorista Al Qaeda, sino el Gobierno de Estados Unidos.