Lejos de entregarse a las autoridades para ser juzgados, vencidos en juicio y sentenciados se ocultan o se suicidan, en intento por evadir a la autoridad y expiar su delito.
La autoridad no puede darse el lujo, en la actual lucha en contra de la delincuencia organizada, de incurrir en errores y faltas al respeto ciudadano, como la que comentamos.