Conocí a Mimí Nasthas de Panayotti hace ya muchos años. Cuando ella y Juan, su esposo, tomaron el primer grupo del Curso Dale Carnegie que yo tuve el privilegio de dictar en La Ceiba. Desde
La muerte de colegas nos afecta, aunque algunos no lo confiesen. Sus muertes son las nuestras. Y la forma como concluyen sus labores periodísticas tienen directa ejemplaridad. Roberto Ordóñez dejó en
En Navidad las causas por las que podemos alegrarnos sobran, pero la mayor causa de nuestra alegría navideña es espiritual, el nacimiento de Jesús, el Salvador prometido en el Antiguo Testamento.
La razón de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios no es otra que el amor que Dios tiene de su criatura humana. De modo que esos hechos manifiestan el amor que nos tiene. Eso nos permitirá ver nuestra vida, aún la enfermedad y la muerte, como un gesto de amor y así podemos estar alegres en medio de la tribulación.
Qué hermoso sería despertar un día, borrar el pasado y comenzar de nuevo. Qué hermoso sería volver a tener valores perdidos, creer de nuevo en la gente. Qué hermoso sería ayudar a labrar el éxito ajeno. Qué hermoso sería que no existan tan pocos que tengan tanto y tantos que tengan tan poco.