La ley buscaba mostrar que Estados Unidos no abandonaría a Taiwán a su suerte, mantendría con ella estrechos lazos no oficiales y se comprometía a ofrecerle ayuda militar, en caso de ataque chino.
Según sondeos de enero de este año, el 80 por ciento de los taiwaneses no acepta bajo ningún concepto la unión bajo el modelo de “Un país, dos sistemas”.