“Ningún partido en Taiwán puede satisfacer las actuales exigencias chinas, por lo que las tensiones continuarán, gane quien gane los comicios taiwaneses de 2020”, comenta a Efe el exviceministro del Consejo de Asuntos de China, Alexander Huang. Así, China ha emprendido una campaña de incentivos para atraer a la isla, al tiempo que muestra su lado más duro y que los expertos isleños califican como “estrategia del garrote y la zanahoria”.
La exigencia de aceptar la reunificación bajo el modelo aplicado por China en Hong Kong -que permite a la excolonia británica disfrutar de ciertas libertades democráticas que no existen en la parte continental- imposibilita de momento el diálogo con el Gobierno isleño, pero China confía en que Taiwán acabará cediendo y aceptará unirse ante su creciente poderío económico y estratégico.
En la apertura de la ANP, el primer ministro, Li Keqiang, reiteró que China frenará “resueltamente” cualquier actividad relacionada con una posible “independencia de Taiwán”. Por su parte, el ministro chino de la Oficina de Asuntos de Taiwán, Zhang Zhijun, advirtió que Pekín tiene ahora “una mayor influencia” y es “más capaz que nunca” de llevar las relaciones de ambos lados del Estrecho “en la dirección correcta”.
Dichas palabras llegan después de que portavoces chinos manifestasen en febrero que Pekín “mantiene abierta la puerta” del diálogo con Taiwán, siempre y cuando la isla ayude a promover la reunificación bajo la mencionada fórmula de “Un país, dos sistemas”.
“Tanto los incentivos como la intimidación tienen límites y no hay que olvidar que la isla cuenta ahora con todo el apoyo estadounidense”, agrega Huang. La fuente asegura que Washington, en disputa comercial y de hegemonía con China, es “el único que puede proteger a Taiwán” en caso de un ataque chino, según recoge la Ley de Relaciones con Taiwán, de 1979.
Según sondeos de enero de este año, el 80 por ciento de los taiwaneses no acepta bajo ningún concepto la unión bajo el modelo de “Un país, dos sistemas”, porque creen que supondría la pérdida de la autonomía y la independencia de facto de la que disfrutan ahora. EFE
