Deshacerse de los dulces y las papitas en la caja de los supermercados podría conducir a una reducción dramática en el consumo de comida basura, afirman unos investigadores.
'Cambiar la comida que se expone en las cajas registradoras parece tener un impacto en lo que los clientes compran. También podría tener un impacto en lo que comen, pero no podemos estar seguros', comentó un equipo británico dirigido por Jean Adams, de la Universidad de Cambridge.
Los refrigerios expuestos en la fila de la caja tienen la misión de tentarlo para que haga una compra impulsiva. Agarrar una barra de chocolate, una bolsa de bolitas de queso o un rollito de caramelos podría parecer bastante inocuo, pero los efectos de esas compras malsanas se acumulan, advirtieron los investigadores.
Seis importantes cadenas de supermercados de Reino Unido sacaron esos productos malsanos del área de la caja entre 2013 y 2017. Para medir el efecto, Adams y sus colaboradores evaluaron datos de más de 30,000 hogares desde 12 meses antes hasta 12 meses después de la implementación. Encontraron que las tiendas vendieron un 17% menos de esos artículos de refrigerios empacados tras la implementación de las políticas.
Los investigadores también observaron datos de 7,500 compradores que registraron la comida que compraron y que comieron de camino entre 2016 y 2017.
Observaron que los compradores realizaron un 76% menos de compras de los alimentos menos saludables comunes en los supermercados que no tenían refrigerios cerca de las cajas, en comparación con los que sí los tenían.
Pero el estudio no puede probar que los compradores evitaran la comida basura del todo. Es posible que los compradores intercambiaran los paquetes pequeños de dulces y papitas ubicados en las cajas por unos paquetes más grandes expuestos en otros lugares de las tiendas, señaló Adams.
Adams aseguró que las grandes cadenas de supermercados tienen un rol importante al fijar las políticas alimentarias de los consumidores.
Los supermercados que realizan voluntariamente cambios tienen el potencial de fomentar unos patrones más saludables de compras de alimentos, planteó Adams. Pero la regulación gubernamental permitiría a los clientes de todos los supermercados beneficiarse de esos cambios, dijo.
En general, no se compra mucha comida en las cajas, y hay muchas otras formas en que los supermercados se organizan que influyen en lo que los clientes compran, apuntó Adams.
'Incluso si cambiar la comida en las cajas conduce a cambios en lo que las personas comen, es probable que el impacto general sea pequeño', dijo. 'Pero muchos cambios pequeños pueden conducir a unas grandes mejoras'.
Samantha Heller es nutricionista clínica sénior en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en la ciudad de Nueva York.
'Ver los coloridos caramelos y otros alimentos malsanos al nivel de la vista, colocados intencionalmente en los pasillos de las cajas, donde pasamos bastante tiempo, podría hacer que tanto adultos como niños agarren un producto de forma impulsiva', aseguró Heller. 'Esto hace muy felices a las compañías alimentarias'.
Los que se benefician son los minoristas y los fabricantes, dijo. 'Las compañías alimentarias ganan muchísimo, y el consumidor tiene un riesgo más alto de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y cáncer', anotó Heller.
Lamentablemente, los consumidores no creen que tengan ni voz ni voto en la ubicación de los productos alimentarios en las tiendas, en línea o en los anuncios, dijo.
'Debemos adoptar el mantra de que ’en nuestros carritos no entran comida basura, dulces, comida rápida ni comida altamente procesada’', aconsejó Heller.
Mientras menos alimentos altamente procesados comamos, con menos intensidad podríamos desearlos, añadió.
'No saltarse comidas, comer una dieta equilibrada y abandonar los dulces, las papitas y otros alimentos altamente procesados son estrategias útiles para ayudarnos a ignorar el atractivo de los alimentos altamente procesados y menos saludables', aseguró Heller.
El informe aparece en la edición en línea del 18 de diciembre de la revista PLOS Medicine.
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Es posible que los compradores intercambiaran los paquetes pequeños de dulces y papitas ubicados en las cajas por unos paquetes más grandes
- 03 ene 2019 /
Estados Unidos