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Ante un ambiente familiar o escolar estresante, los niños pueden poner en práctica ejercicios de respiración, concentración, imaginación, activación e incluso posturas para relajarse.
Los principales estresores de los niños se encuentran en sus entornos familiar y escolar, pero incluso los estresa la violencia que se registra en el País y que ha ido escalando, por lo que resulta fundamental que pongan en práctica estos ejercicios, pero si hay cambios de humor que duran más de un mes es necesario ir al psicoterapeuta, recomiendan especialistas.
'Al descubrir que es capaz de controlar su propio cuerpo por medio de la respiración, el niño se hace también capaz de tomar consciencia plena y de ser positivo en cualquier momento y en cualquier lugar', asegura Kira Willey, autora de Respira como oso (Ilustrado por Anni Betts. Editorial Sirio)
Cuando los osos hibernan, detalla, respiran muy despacio inspirando y expirando por la nariz, este es sólo uno de los ejercicios al que pueden recurrir los niños que enfrentan alguna situación estresante.
Para la concentración, la autora propone, por ejemplo, emprender la respiración de la serpiente, que consiste en poner la boca en forma de 'o' pequeñita, para luego tomar aire profundamente, como si estuviera respirando por una pajita.
'Al ir echándolo, sisea como una serpiente. Inspira profundamente otra vez como si estuvieras tomando el aire por una pajita. Sisea como una serpiente, a medida que vas expulsando el aire. ¡Haz que el sonido 'ssss' dure todo lo que pueda!
'Inspira muy hondo y que haga ssssssss al salir. Siéntate bien derecho, vuelve a tomar mucho aire y luego que vaya saliendo todo', aconseja.
Sobre los ejercicios de imaginación destaca el de ser bondadoso. Y es que la autora propone a los pequeños pensar en algo bueno que hayan hecho por alguien, ya sea de la familia, del colegio...
'Piensa en algo bueno que alguien haya hecho por ti. ¿Cómo te hizo sentir? Y ahora piensa en algo bueno que aún no hayas hecho pero que vayas a hacer la próxima vez que se te presente la oportunidad'.
Claudia Sotelo, directora del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia, explica que cuando los niños están estresados pueden presentar alteraciones en su conducta alimentaria o problemas de sueño.
'Un niño que está estresado puede tener un exceso de apetito o falta de apetito. Hay niños que duermen más y les cuesta trabajo despertarse; tienen sueños inquietos con pesadillas y movimiento; tienen insomnio', advierte.
En términos emocionales manifiestan irritabilidad, agresividad, tristeza. Son cambios de humor radicales y claros.
Indicó que hasta 40 por ciento de sus pacientes presenta estrés por distintos motivos.
La especialista comentó que cuando los niños empiezan a manifestar las consecuencias del estrés, los ejercicios antes descritos pueden servirles para revertirlo; sin embargo, cuando se trata de algo crónico, es decir, los síntomas persisten por un mes, es indispensable acudir con el experto en salud mental.
'Cuando el niño está empezando con los primeros síntomas de estrés le van a funcionar muy bien la respiración, la imaginería, relajación. Cuando es estrés crónico son técnicas de apoyo pero no resuelven el problema', advierte la experta.