REDACCIÓN. En las últimas décadas, las técnicas quirúrgicas y los avances tecnológicos han transformado drásticamente el campo de la cirugía estética, permitiendo resultados más naturales y seguros.
Sin embargo, el furor por estos procedimientos es tan grande que algunos cirujanos suelen ser visitados por niñas que, acompañadas por sus mamás, piden corregirse detalles de su rostro o cuerpo que no han terminado de madurar.
“Tu nariz es preciosa, te da personalidad, ¿para qué la quieres modificar?”, le dijo un cirujano a una chica que ni siquiera tenía 16 años.
Ante la resistencia, su mamá y ella se fueron con otro especialista. Agrega el cirujano, quien prefiere reservarse su nombre: “Lo peor es que son las mamás, las abuelas, las tías las que obligan a las niñas a cambiarse el cuerpo y van con el que les baja el cielo y las estrellas a bajo costo. Es una pena”.
Revisión emocional.
“Tú debes decirle a la paciente: ‘No busques la perfección. No existe la perfección. El ser humano es totalmente imperfecto: Tenemos una derecha completamente diferente a la izquierda’”, dice el cirujano plástico Manuel Sanmiguel, quien atiende, mayormente, mujeres.
El especialista considera fundamental la evaluación psicológica de sus prospectos para estas intervenciones.
Enfermedad psiquiátrica que se manifiesta en una preocupación excesiva en la apariencia, derivada de una distorsión de la imagen corporal.
Cuidado con los excesos
Si bien es válido que un paciente quiera mejorar una parte de su cuerpo, existe el peligro de que puede llegar a un exceso.
Quienes más se someten a esto son las mujeres, y lo que más solicitan son cirugías mamarias (aumento de busto, levantamiento), de rejuvenecimiento facial (blefaroplastia y minilifting), y de contorno corporal (abdominoplastia y lipoescultura).
Hay que estar alerta si la paciente tiene un historial largo de cirugías estéticas y tratamientos inyectables previos; si dichas intervenciones fueron en distintas zonas del cuerpo y realizadas por muchos médicos y con pocos meses de diferencia entre cada una; si el paciente ve su físico como la única prioridad en su vida, y si espera resultados irreales de su procedimiento.
Terapia y prudencia
Las cirugías y retoques estéticos son alarmantes cuando los pacientes sienten la necesidad excesiva de hacerse cambios corporales para mejorar su calidad de vida, afirma Dante Tolosa, catedrático de Psicología en la UDEM.
“Es una gran señal de alarma cuando esa necesidad influye tan determinantemente en tu calidad de vida que te hace estar enfrascado y encarcelado en modificar esa parte de tu cuerpo para poder hacer la vida que quieres”.
Esta insatisfacción corporal sucede en personas que padecen trastornos alimentarios y del espectro obsesivo compulsivo.
Importante
Las cirugías estéticas son parte de las conductas compensatorias de la insatisfacción corporal, que es cuando una persona realiza acciones para reducir el malestar mental que les causa su imagen.
Un malestar de las emociones no se resuelve con cambios corporales sino conectando con eso que está doliendo y hacer algo diferente con ello.
Quienes más se someten a procedimientos estéticos son las mujeres, que abarcan un 85 %, indican estudios de la International Society of Aesthetic Plastic Surgery.
Las personas que se operan y tienen problema de autoestima nunca les parecerá suficiente, por lo que se recomienda visitar un terapeuta para mejorar las conductas obsesivas.
La cirugía estética, encaminada a mejorar la apariencia, se puede realizar cuando el proceso de crecimiento y formación del cuerpo ya está completo, es decir, a los 21 años.
Hay cambios físicos que se pueden realizar de forma natural, hacer ejercicio y mantener una alimentación sana, libre de azúcares y grasas permite tener un mejor cuerpo.