27/04/2024
10:25 AM

Ingrid, símbolo del secuestro

Ingrid Betancourt, una política de carácter recio, permaneció secuestrada por más de seis años por la Farc, que la convirtieron en símbolo de este drama.

Ingrid Betancourt, una política de carácter recio, permaneció secuestrada por más de seis años por la Farc, que la convirtieron en símbolo de este drama que viven al menos tres mil colombianos.

Hija del ex ministro de Educación Gabriel Betancourt, que murió meses después del plagio, y de Yolanda Pulecio, una ex reina de belleza que se dedicó a la política poniendo empeño en causas filantrópicas, Ingrid amaba el debate.

Estudió en el Liceo Francés de Bogotá, donde sus ex compañeros la recuerdan como brillante, ambiciosa, estudiosa, con un gran poder de convencimiento e ideas de izquierda.

Luego viajó a París para estudiar ciencias políticas y fue alumna del ex ministro francés Dominique Villepin. Obtuvo la nacionalidad francesa por su matrimonio con el diplomático Fabrice Deloye, con quien antes de separarse tuvo dos hijos, Melanie y Lorenzo, que pasaron su adolescencia marcada por el secuestro de su madre.

Betancourt regresó a Colombia a comienzos de los años noventa y tras un breve paso por la burocracia se dedicó a la política, ámbito donde conoció a su segundo esposo, el publicista Juan Carlos Lecompte.

Las circunstancias del plagio revelan mucho de la personalidad de la colombo-francesa, a quien las autoridades le habían advertido sobre el riesgo de viajar a esa zona, donde operaban con fuerza las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. Pero Betancourt viajó igual, convencida de que sus posiciones progresistas eran su mejor escudo de protección frente a los rebeldes. Pero no fue así y Betancourt fue secuestrada por más de seis años, que hicieron mella en su salud.

En videos y fotos se veía abatida, demacrada y silenciosa, en medio de inhumanas condiciones de cautiverio, que incluyeron mantenerla encadenada durante algunos periodos.

Pero si esas imágenes eran dramáticas, no lo eran menos sus palabras en una extensa carta a su familia divulgada simultáneamente y en la cual sentencia: 'Aquí vivimos muertos'.

La situación de Ingrid movilizó durante seis años a las más altas autoridades de Estado, figuras y pobladores de su país, Sudamérica y Europa, especialmente Francia, haciendo de ella un ícono y símbolo del drama de los secuestrados.

El presidente Nicolas Sarkozy había hecho de la liberación de la franco-colombiana una 'prioridad' de su acción diplomática y la había elevado al nivel de 'causa nacional'.

Tanto la derecha como la izquierda política hicieron causa común por Ingrid Betancourt.

Retratos gigantes de la rehén fueron instalados en las fachadas de numerosos edificios públicos y decenas de municipalidades, entre ellas la de París. La ex candidata a la presidencial de Colombia fue declarada ciudadana de honor de numerosas ciudades del país. Una petición reunió casi 600 mil firmas para una solución negociada del conflicto en Colombia.

A comienzos de esta semana, un retrato de Betancourt fue izado a la cumbre del Mont Blanc en los Alpes franceses.

Pocos son los que en Francia no conocen su nombre y el rostro de sus hijos, Mélanie y Lorenzo Delloye, que tenían 16 y 13 años cuando ella fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 por la guerrilla de las Farc. Ellos se convirtieron en la punta de lanza de la movilización por la liberación de su madre y de los otros rehenes en Colombia, destrozada por una guerra civil no declarada, que incluyó a Venezuela, Argentina y otros países. Víctima de la presión, Betancourt -que cumplió 46 años el 25 de diciembre pasado- había pedido al gobierno colombiano que intentara su rescate sólo si tenía garantías plenas de éxito en el operativo.