26/04/2024
12:56 AM

Más de un millón de alumnos de Honduras desconectados de sus clases

San Pedro Sula, Honduras.

Ante el imparable avance de la covid-19 y su expansión a nivel mundial, las primeras medidas de confinamiento cayeron en las aulas. De un día para otro, más de dos millones de estudiantes en Honduras se ausentaron de las escuelas y colegios.

Pasados los primeros días surgieron las dudas sobre cómo dar respuesta a los estudiantes y continuar su proceso de aprendizaje sin su presencia física en los centros de enseñanza.

Y la respuesta ha sido la educación en línea como alternativa masiva a la educación presencial, lo mismo que en el resto del mundo, pero con una enorme diferencia: en Honduras la Internet aún no llega a todos, una gran mayoría no tiene una computadora en casa y, aunque tienen celular, no son teléfonos inteligentes.

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Este cambio de paradigma ha hecho surgir dudas razonables donde lo académico pasa a un segundo plano y comienza a adquirir importancia la valoración de las desigualdades que esta nueva realidad está provocando.

Un estudio realizado por el Observatorio Universitario de la Educación Nacional e Internacional (Oudeni) de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) alerta que más de un millón de estudiantes no tienen acceso a herramientas tecnológicas para seguir actualmente con su desarrollo académico, la mayoría procedentes de las zonas rurales.

“Al menos la mitad de los 2.9 millones de alumnos en Honduras no recibe clases, principalmente los del área rural, porque no tienen un ordenador, ni Internet para llevar las clases a distancia. Unos 1.4 millones de estudiantes se han quedado al margen”, denuncia el informe de la UPNFM.

En el país, detalla la investigación, dos tercios de la población están en condiciones de pobreza y por ende el acceso a la virtualidad es limitado.

Una encuesta levantada en 2018 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) demostró que en Honduras solo el 16.6% de los 9.3 millones de la población tiene acceso a Internet en su casa y apenas el 12.8 % acceden a este servicio desde una computadora, mientras que el 87.2% lo hace desde un teléfono móvil.

Una brecha que preocupa. Inquietos por el panorama, la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) elaboró su propio informe, junto con unas 50 organizaciones no gubernamentales, donde plantea las principales diferencias que existen entre los estudiantes de centros educativos públicos y privados.

El estudio referencial fue hecho a nivel de 85 municipios en 18 departamentos del país y fueron encuestados 698 estudiantes y 649 padres de familia del 20 de marzo al 20 de mayo.

Entre los hallazgos resalta que el 80% de estudiantes del sistema privado dijeron contar con Internet en casa versus a un 30% de los centros públicos. Además, el uso de celular con acceso a Internet es de 97% en las privadas y de un 80% en el sistema gubernamental.

Claves del tema
1. Sistema Privado
La Federación Nacional de Instituciones Educativas Privadas de Honduras (Fenieph), cuenta 1,500 centros educativos privados, en las modalidades de prebásica, básica y media, con una matrícula de alrededor de 250,000 alumnos.
2. Panorama mundial
Según estimaciones de la Unesco, unos 1,580 millones de estudiantes no están asistiendo a la escuela, lo que representa el 91.3% del total de estudiantes matriculados en el mundo, una situación sin precedente en la historia de la educación, dicen los expertos.
3. Deserción Escolar
Analistas dijeron que aún es muy prematuro para hablar de datos sobre la deserción escolar; pero partiendo del hecho que en los últimos cuatro años 175,000 estudiantes han abandonado las aulas, proyectan que para 2020 la cifra podría superar los 60,000 alumnos.
Inés Martínez, gerente de programas técnicos y habilidades para World Vision Honduras, organización que participó en el estudio de ASJ, dijo que incluso los alumnos de escuelas privadas mantienen mayor comunicación con sus maestros, esto debido a que cuentan con más opciones de herramientas tecnológicas como el WhatsApp y otras redes sociales de mensajería.

“Como organización estamos haciendo propuestas innovadoras, entregando cartillas y guías de estudio en las zonas más vulnerables. Entendemos que el Estado tiene que empujar esos procesos en forma mas articulada para saber realmente que estamos cubriendo todo el país”, reflexionó Martínez.


Realidad que duele

En las faldas de la sierra de El Merendón, en la aldea El Gallito, residen los hermanos Alexander (de 11 años) y María (de 7), quienes cursan el sexto y segundo grado.

Para recibir sus clases, Alexander debe caminar unos 20 minutos hasta llegar a la casa de un vecino que presta un espacio de su hogar para que el pequeño junto a otros de las aldeas cercanas reciban sus clases diariamente, ya que no disponen de Internet ni celulares inteligentes en sus viviendas.

Nolvia Hernández, madre de los infantes, relató a LA PRENSA su preocupación, pues su hija no ha recibido clases desde que fue decretada la emergencia sanitaria.

“La niña está perdiendo sus clases, no ha recibido nada, ni le manda tareas la maestra porque no hay forma de tener comunicación con ella”, lamentó Hernández.

Yolany Rivera, maestra del distrito 20, conformado solo por el área rural, explicó que al menos el 70% de sus estudiantes no tienen Internet, por lo que ella prepara material didáctico que entrega cada 15 días para posteriormente ser evaluado.

En aquellos lugares sin acceso a Internet, las autoridades prometieron entregar guías impresas con contenidos priorizados.

“Yo saco mis impresiones en la casa, un dinero que nadie me da, pero los niños no tienen la culpa de esto. Cada dos semanas nos reunimos en la escuela respetando las normas de bioseguridad y ahí les entrego material de trabajo para que lleven a casa”, agregó Rivera.

Según datos en poder de la dirigencia magisterial del departamento de Atlántida, en las zonas rurales apenas un 40% está recibiendo las clases virtuales debido al difícil acceso a Internet y a los escasos recursos económicos de los padres de familia.

“De unos cuarenta alumnos que hay en las aulas hemos visto que aproximadamente el 40% tiene acceso a un teléfono inteligente, tablet o computadora con Internet, y 20% de vez en cuando accede a Internet por las pocas posibilidades de sus padres. El restante no tiene acceso en ningún momento a Internet o teléfono inteligente”, aseguró el dirigente Franklin Padilla.

En aquellos lugares sin acceso a Internet, las autoridades prometieron entregar guías impresas con contenidos priorizados.

“No hay avances, no se priorizan contenidos y se satura a los estudiantes o padres de familia con tareas. La mejor estrategia en este tiempo de pandemia era priorizar contenidos, quedarse solo con las cuatro materias básicas y aplicar la experiencia del programa Todos podemos avanzar, se propuso a Educación, pero no aceptaron”, relató Padilla.

En un recorrido realizado por LA PRENSA por algunas aldeas del área rural del departamento de Atlántida, adonde no hay acceso a Internet o es limitada, se pudo constatar que los estudiantes y padres de familia tienen problemas para el aprendizaje.

En el caso del colegio Elvira Pineda, de la comunidad El Pital, y la escuela El Progreso, de Las Mangas, en la Cuenca del Cangrejal, una zona remota y a más de una hora de La Ceiba por sobre la montaña, los estudiantes deben trasladarse a pueblos vecinos para poder conectarse a Internet y poder enviar sus tareas.

En aquellos lugares sin acceso a Internet, las autoridades prometieron entregar guías impresas con contenidos priorizados.

“Tienen que mandar las tareas a como sea porque si no pierden el año. Se tiene que buscar la manera de conectarse. Hay muchos alumnos que tienen que bajar a otras comunidades adonde sí hay Internet’’, dijo Víctor Urbina, uno de los padres de familia.

Iniciativa

Arnaldo Bueso, ministro de Educación, dijo que trabajan en un plan para otorgar un bono digital a los estudiantes del sistema educativo nacional.

El objetivo es que los alumnos puedan acceder de manera gratuita al servicio de Internet para recibir las clases sin que represente un costo económico para los padres.

“El bono es una opción viable que puede ayudar a los estudiantes y podría entrar en funcionamiento dentro de tres meses, con los primeros pilotajes; para ello jugarán un papel importante los gobiernos municipales”, indicó el funcionario.