“Ya no es por la vía. Allí está Migración, los Federales y el Ejército. Entonces por la vía no, porque llega la migra. Toca caminar”, afirmó Esteban Cáceres, un hondureño que descansaba en Huixtla, luego de un largo camino a pie que duró dos días. Tenía los zapatos rotos, la piel tostada por el sol y el cansancio se reflejaba en su rostro.
Hasta antes de la primera quincena de junio, los migrantes se miraban sentados en las vías del tren a la espera de la llegada de “La Bestia”, el famoso tren en el que antes, miles se montaban para cruzar México.
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Ahora los migrantes no se ven, dejaron abandonadas las vías, el tradicional murmullo que inundaba el centro de Arriaga desapareció. Los migrantes dejaron de abordar los vagones en Arriaga para salir a Ixtepec, Oaxaca, un trayecto que antes les llevaba entre 10 y 12 horas, y que ahora lo hacen a pie entre tres y cuatro días.
El cierre de filas que les ha hecho la Guardia Nacional provoca que los migrantes eviten pasar hasta por Mapastepec. Ahora el tren de carga se ve, pero va solo. No van migrantes, las autoridades inspeccionan las vías, pero sin resultado alguno: como por arte de magia, los migrantes desaparecieron.
Arriaga, Chiapas, nota la ausencia de migrantes ante los operativos.
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Desde Huixtla hasta Arriaga, el equipo de LA PRENSA recorrió las vías del tren. Durante el trayecto no fue posible encontrar migrantes, apenas lugareños de las comunidades se acercaban a saludar y contar que desde hace dos semanas los migrantes no aparecen por el tren.
Un migrante solo descansa bajo la sombra de un vagón del tren.
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El tren se quedó sin migrantes, era el medio más barato que tenían, aunque el más peligroso, la ausencia es notoria, no solo en Arriaga, Chiapas, sino también en Coatzacoalcos y Tierra Blanca en el estado de Veracruz.
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